29 de julio de 2013

Francisco, un líder espiritual para las multitudes sublevadas en el mundo

Desde Río, acompañado por tres millones de jóvenes de 195 países,  nos instó  a ganar la calle y a no dejarnos arrebatar la construcción del futuro
Humberto Podetti (Foro San Martín)



Francisco en la favela Varginha 



Nuestro siglo tiene ya una característica definida: la movilización de multitudes en todas las naciones del mundo, alzándose contra la injusticia, la desigualdad y la exclusión de la sociedad. También contra la insolencia de los que afirman que esa situación no tiene responsables y de los que “miran para otro lado” como dijo Francisco en su homilía en Lampedusa. 
Hasta las recientes movilizaciones en Brasil nadie escuchaba a las multitudes y mucho menos admitía, como por primera vez lo hizo Dilma, que todo gobierno debe estar al servicio de la “voz de la calle”. Los expertos y los politólogos sostenían que las puebladas eran inútiles, que no había modo en que pudiesen participar en las decisiones respecto de su futuro o del de sus naciones. Que a lo sumo podían provocar la caída de gobiernos o regímenes, pero que los nuevos gobiernos tampoco los expresarían. 
Sin embargo, las movilizaciones continúan en todas las calles del mundo. Y también en la web, en una asamblea global virtual, desordenada pero substanciosa, que EEUU, Europa y China espían temerosos. 
Las movilizaciones no van a cesar. Porque hay una conciencia global respecto de que la actual situación de crisis humanitaria del mundo tiene responsables concretos e identificables, personas, políticas, gobiernos, corporaciones económicas. 
Pero sobre todo porque movilizarse y reclamar trabajo, alimentos, salud, acceso al conocimiento y a la propiedad, confiere sentido a su vida como personas y como comunidades. Recuperar el sentido de la vida en la lucha por transformar su comunidad, su pueblo, su nación y el mundo en espacios de justicia y dignidad recrea simultáneamente la esperanza y la alegría en los sumergidos, los excluidos, los condenados de la tierra. 
Desde el momento inicial de su pontificado, Francisco los ha puesto en el centro del proceso contemporáneo y en Río les ha reclamado que se hagan cargo de la construcción del futuro: “Sigo las noticias del mundo y veo que tantos jóvenes en muchas partes del mundo han salido por las calles para expresar el deseo de una civilización más justa y fraterna. Los jóvenes en las calles son jóvenes que quieren ser protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que otros sean protagonistas: ustedes son los que tienen en sus manos el futuro”.
Francisco ha entablado un diálogo sorprendente con esas multitudes, primero con sus enternecedores abrazos a los niños, los enfermos, los excluidos, los desamparados, los presos.  Luego con sus palabras y su capacidad de escuchar y comprender. Con su testimonio nos propone una revolución en un mundo desquiciado y sin sentido: volver a poner a Dios y con él al prójimo en el centro del sistema mundial, transformando la globalización del egoísmo y la indiferencia en la globalización de la solidaridad.
Sus escasos cuatro meses de pontificado ya lo han convertido en el Papa de los pueblos. Y en los pueblos Francisco encuentra a Dios y en ese encuentro también la sabiduría y la energía, la alegría y la esperanza. 
Las multitudes siguen en la calle y en la web, pero ahora además tienen un líder espiritual. Que le ha hablado al mundo desde Río en castellano y en portugués, las lenguas cada vez más universales de América latina, el continente de la esperanza, del humanismo y la religiosidad popular.
Sus  mensajes han sido claros y fuertes: “Ningún esfuerzo de pacificación será duradero para una sociedad que ignora, margina y abandona en la periferia a una parte de sí misma. La medida de grandeza de una sociedad está determinada por la forma en que trata a quien está más necesitado, a quien no tiene más que su pobreza”.
Ha pedido a los jóvenes que superen el desengaño de la política ante el egoísmo y la corrupción de muchos políticos. “El futuro exige la tarea de rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad”. También exige “una visión humanista de la economía y una política que logre cada vez más y mejor la participación de las personas; una política que evite el elitismo y erradique la pobreza, que a nadie le falte lo necesario y que asegure a todos dignidad y solidaridad”. Y les ha hablado acerca de cómo hacer política: ”entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre las generaciones, el diálogo con el pueblo, la capacidad de dar y recibir, permaneciendo abiertos a la verdad. Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva, la cultura popular, la universitaria, la cultura artística, la tecnológica,  la cultura económica, la de la familia, la de los medios de comunicación… La única manera de que la vida de los pueblos avance es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar y todos pueden recibir algo bueno a cambio. El otro siempre tiene algo que darme cuando sabemos acercarnos a él con actitud abierta y disponible, sin prejuicios; a esa actitud yo la llamo humildad social”.
También ha denunciado que “esta civilización mundial se pasó de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos. Exclusión de los ancianos, una especie de eutanasia escondida, pero también eutanasia cultural: no se les deja hablar, no se les deja actuar. Y exclusión de los jóvenes. El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo, es muy alto, y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo”.
Y nos ha recalcado que “la hermandad entre los hombres y la colaboración para construir una sociedad más justa no son una utopía” y que “el desafío ético aparece hoy como un desafío histórico sin precedentes”.
También que es necesario evitar “el reduccionismo socializante, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista”.
Destacó las virtudes de un estado laico: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicicidad del estado que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”.
También y a propósito de la Comisión Episcopal para la Amazonia hizo “un vigoroso llamamiento al respeto y la custodia de toda la creación, que Dios ha confiado al hombre, no para explotarla salvajemente, sino para que la convierta en un jardín”.
La profundidad y la universalidad de las palabras y los testimonios de las Jornadas Mundiales de la Juventud suministran alimento espiritual y doctrinario para mucho tiempo.
Con su compromiso con el Evangelio, expresado en su testimonio personal, en sus palabras, en su alegría y en su sumergirse en los excluidos, los abandonados, los hambrientos, Francisco  nos ha convocado a los viejos a que no claudiquemos en ser la reserva cultural de nuestros pueblos, la reserva que trasmite la justicia, la historia, los valores, la memoria del pueblo. Y ha convocado a los jóvenes a que hagan lío, que salgan a luchar por los valores, para que la esperanza no se acabe, para cambiar la realidad, para que no se habitúen al mal, sino a vencerlo en sí mismos y en la sociedad.


25 de julio de 2013

“Novas vozes no Brasil” . Un artículo de Luiz Inácio Lula da Silva

Reproducimos un excelente artículo del ex presidente de Brasil Luis Inacio Lula Da Silva publicado por el Instituto Lula, el 17 de julio pasado, donde analiza las grandes movilizaciones ocurridas hace pocos días en Brasil. Lo transcribimos en su versión original en portugués seguida de su traducción.


Novas vozes no Brasil
Luiz Inácio Lula da Silva
A juventude, conectada nas redes sociais e com os dedos ágeis em seus celulares, tem saído às ruas para protestar em diversas regiões do mundo.
Parecia mais fácil explicar as razões de tais protestos quando eles aconteciam em países sem democracia, como o Egito e a Tunísia em 2011, ou onde a crise econômica levou o desemprego juvenil a níveis assustadores, como na Espanha e na Grécia, por exemplo. Mas a chegada dessa onda a países com governos democráticos e populares, como o Brasil, quando temos as menores taxas de desemprego da nossa história e uma inédita expansão dos direitos econômicos e sociais, exige de todos nós, líderes políticos, uma reflexão mais profunda.
Muitos acham que esses movimentos significam a negação da política. Eu acho que é justamente o contrario: eles indicam a necessidade de se ampliar ainda mais a democracia e a participação cidadã. De renovar a política, aproximando-a das pessoas e de suas aspirações cotidianas.
Eu só posso falar com mais propriedade sobre o Brasil. Há uma ávida nova geração em meu país, e eu creio que os movimentos recentes são, em larga medida, resultado das conquistas sociais, econômicas e políticas obtidas nos últimos anos. O Brasil conseguiu na última década mais que dobrar o número de estudantes universitários, muitos deles vindos de famílias pobres. Reduzimos fortemente a pobreza e a desigualdade. São grandes feitos, mas é também absolutamente natural que os jovens, especialmente aqueles que estão obtendo o que seus pais nunca tiveram, desejem mais.
Estes jovens tinham 8, 10,12 anos quando o partido que eu ajudei a criar, o PT, junto com seus aliados, chegou ao poder. Não viveram a repressão da ditadura nos anos 60 e 70. Não viveram a inflação dos anos 80, quando a primeira coisa que fazíamos ao receber um salário era correr para um supermercado e comprar tudo o que fosse possível antes que os preços subissem no dia seguinte. Também tem poucas lembranças dos anos 90, quando a estagnação e o desemprego deprimiam o nosso país. Eles querem mais. E é compreensível que seja assim. Tiveram acesso ao ensino superior, e agora querem empregos qualificados, onde possam aplicar o que aprenderam nas universidades. Passaram a contar com serviços públicos de que antes não dispunham, e agora querem melhorar a sua qualidade. Milhões de brasileiros, inclusive das classes populares, puderam comprar o seu primeiro carro e hoje também viajam de avião. A contrapartida, no entanto, deve ser um transporte público eficiente e digno, que facilite a mobilidade urbana, tornando menos penosa e estressante a vida nas grandes cidades.
Os anseios dos jovens, por outro lado, não são apenas materiais. Também querem maior acesso ao lazer e à cultura. E, sobretudo, reclamam instituições politicas mais transparentes e limpas, sem as distorções do anacrônico sistema partidário e eleitoral brasileiro, que até hoje não se conseguiu reformar. É impossível negar a legitimidade de tais demandas, mesmo que não seja viável atendê-las todas de imediato. É preciso encontrar fontes de financiamento, estabelecer metas e planejar como elas serão gradativamente alcançadas.
A democracia não é um pacto de silêncio. É a sociedade em movimento, discutindo e definindo suas prioridades e desafios, almejando sempre novas conquistas. E a minha fé é que somente na democracia, com muito dialogo e construção coletiva, esses objetivos podem ser alcançados. Só na democracia um índio poderia ser eleito Presidente da Bolívia, e um negro Presidente dos Estados Unidos. Só na democracia um operário e uma mulher poderiam tornar-se Presidentes do Brasil.
A história mostra que, sempre que se negou a política e os partidos, e se buscou uma solução de força, os resultados foram desastrosos: guerras, ditaduras e perseguições de minorias. Todos sabemos que, sem partidos, não pode haver verdadeira democracia. Mas cada vez fica mais evidente que as nossas populações não querem apenas votar de quatro em quatro anos, delegando o seu destino aos governantes. Querem interagir no dia a dia com os governos, tanto locais quanto nacionais, participando da definição das políticas públicas, opinando sobre as principais decisões que lhes dizem respeito.
Em suma: não querem apenas votar, querem ser ouvidas. E isso constitui um tremendo desafio para os partidos e os lideres políticos. Supõe ampliar as formas de escuta e de consulta, e os partidos precisam dialogar permanentemente com a sociedade, nas redes e nas ruas, nos locais de trabalho e de estudo, reforçando a sua interlocução com as organizações dos trabalhadores, as entidades civis, os intelectuais e os dirigentes comunitários, mas também com os setores ditos desorganizados, que nem por isso tem carências e desejos menos respeitáveis.
E não só em períodos eleitorais. Já se disse, e com razão, que a sociedade entrou na era digital e a política permaneceu analógica. Se as instituições democráticas souberem utilizar criativamente as novas tecnologias de comunicação, como instrumentos de dialogo e participação, e não de mera propaganda, poderão oxigenar – e muito – o seu funcionamento, sintonizando-se de modo mais efetivo com a juventude e todos os setores sociais.
No caso do PT, que tanto contribuiu para modernizar e democratizar a política brasileira e que há dez anos governa o meu país, estou convencido de que ele também precisa renovar-se profundamente, recuperando seu vinculo cotidiano com os movimentos sociais. Dando respostas novas a problemas novos. E sem tratar os jovens com paternalismo.
A boa noticia é que os jovens não são conformistas, apáticos, indiferentes à vida pública. Mesmo aqueles que hoje acham que odeiam a política, estão começando a fazer política muito antes do que eu comecei. Na idade deles, não imaginava tornar-me um militante político. E acabamos criando um partido, quando descobrimos que no Congresso Nacional praticamente não havia representantes dos trabalhadores. Inicialmente não pensava em me candidatar a nada. E terminei sendo Presidente da República. Conseguimos, pela política, reconquistar a democracia, consolidar a estabilidade econômica, retomar o crescimento, criar milhões de novos empregos e reduzir a desigualdade no meu país. Mas claro que ainda há muito a ser feito. E que bom que os jovens queiram lutar para que a mudança social continue e num ritmo mais intenso.
Outra boa notícia é que a Presidente Dilma Rousseff soube ouvir a voz das ruas e deu respostas corajosas e inovadoras aos seus anseios. Propôs, antes de mais nada, a convocação de um plebiscito popular para fazer a tão necessária reforma política. E lançou um pacto nacional pela educação, a saúde e o transporte público, no qual o governo federal dará grande apoio financeiro e técnico aos estados e municípios.
Quando falo com a juventude brasileira e de outros países, costumo dizer a cada jovem: mesmo quando você estiver irritado com a situação da sua cidade, do seu estado, do seu país, desanimado de tudo e de todos, não negue a política. Ao contrário, participe! Porque o político que você deseja, se não estiver nos outros, pode estar dentro de você.

Traducción
Nuevas voces en Brasil
Luiz Inácio Lula da Silva

Los jóvenes, conectados en las redes sociales y sus dedos ágiles en sus teléfonos móviles, han salido a las calles a protestar en varias regiones del mundo.

Parecía más fácil de explicar las razones de las protestas cuando se producen en países sin democracia, como Egipto y Túnez en 2011, donde la crisis económica ha provocado el desempleo juvenil a niveles alarmantes, como en España y Grecia, por ejemplo. Pero la llegada de la ola a los países con gobiernos democráticos y populares, como Brasil, donde tenemos las tasas de desempleo más bajas de nuestra historia y de una expansión sin precedentes de los derechos económicos y sociales, requiere de todos nosotros, los líderes políticos, la reflexión más profunda.

Muchos sienten que estos movimientos significan la negación de la política. Creo que es todo lo contrario: indican la necesidad de ampliar aún más la democracia y la participación ciudadana. Para renovar la política, acercarla a la gente y sus aspiraciones cotidiana.

Yo sólo puedo hablar con más propiedad sobre Brasil. Hay una nueva generación ansiosa en mi país y creo que los últimos movimientos son en gran medida resultado de las conquistas sociales, económicas y políticas obtenidas en los últimos años. Brasil ha logrado en la última década elevar a más del doble el número de estudiantes universitarios, muchos de ellos provenientes  de familias pobres. Igualmente  reducir la pobreza y la desigualdad. Son  cosas muy importantes, pero también es muy natural que los jóvenes, especialmente aquellos que están recibiendo lo que sus padres nunca tuvieron, quieran más.

Estos jóvenes tenían 8, 10,12 años, cuando el partido que ayudé a crear, el PT, junto con sus aliados, llegó al poder. Hubo una dictadura represiva en los años 60 y 70. Vivimos en los '80 con la  inflación, cuando la primera cosa que hacíamos al recibir un sueldo era ir a  un supermercado y comprar todo  lo que era posible antes de que los precios subieran el día siguiente. También tiene pocos recuerdos de los años 90, cuando el estancamiento y el desempleo deprimíó a nuestro país. Quieren más. Y es comprensible que esto  así sea. Han tenido  acceso a la educación superior, y ahora quieren puestos de trabajo cualificados, en las que puedan aplicar lo que aprendieron en las universidades. Pasaron a contar con servicios públicos que antes no disponían, y ahora quieren mejorar su calidad. Millones de brasileños, incluyendo a las clases populares, fueron capaces de comprar su primer coche y hoy también viajan en avión. El desafío, sin embargo, debe ser un transporte público digno y eficiente,  que facilite la movilidad urbana, para que sea menos dolorosa y estresante la vida en las grandes ciudades.

Los deseos de los jóvenes, por otra parte, no sólo son los materiales. También quieren un mayor acceso al ocio y la cultura. Y, sobre todo, requieren instituciones políticas más transparentes y limpias, sin las distorsiones del sistema de partidos y electoral anacrónico del Brasil, del que no se ha logrado la reforma. Es imposible negar la legitimidad de tales afirmaciones, aunque no es factible cumplir con todos a la vez. Es preciso encontrar fuentes de financiación, establecer los objetivos y el plan de cómo van a lograrse gradualmente.

La democracia no es un pacto de silencio. Es la sociedad en movimiento, discutiendo  y definiendo  sus prioridades y desafíos, anhelando siempre nuevos logros. Y creo que en una  democracia, con mucho diálogo y construcción colectiva, estos objetivos pueden lograrse. Sólo en una  democracia un indio podría ser elegido Presidente de Bolivia, y un presidente negro de los Estados Unidos. Sólo en  una democracia que funcione  una mujer podría convertirse en presidente de Brasil.

La historia muestra que cada vez que se negó a la política y los partidos, y se buscó una solución de fuerza, los resultados fueron desastrosos: las guerras, las dictaduras y la persecución de las minorías. Todos sabemos que sin partidos, no puede haber una verdadera democracia. Pero cada vez es más evidente que nuestra gente no sólo quiere votar cada cuatro años,  delegando su destino  en sus gobernantes. ¿Quiere interactuar a diario con los gobiernos, tanto locales como nacionales, participando  en la definición de las políticas públicas, opinando sobre las principales decisiones que les afectan.

En resumen: no sólo quieren votar, quieren ser escuchados. Y es un gran desafío para los partidos y líderes políticos. Supone  ampliar las formas de escucha y consulta, y los partidos deben dialogar permanentemente con la sociedad, en las redes sociales y en las calles, en los lugares de trabajo y estudio, fortaleciendo  su diálogo con las organizaciones de trabajadores, entidades civiles, intelectuales y líderes de la comunidad, pero también con el llamado sector no organizado, que de ninguna manera tiene necesidades y deseos menos respetables.

Y no sólo durante los períodos electorales. Se ha dicho, y con razón, que la sociedad  ha entrado en la era digital y la política continua  siendo analógica. Si las instituciones democráticas supieran utilizar creativamente las nuevas tecnologías de la comunicación como instrumentos de diálogo y participación, no la mera propaganda, podría  oxigenar - y mucho - su funcionamiento, entrando en sintonía  de forma más eficaz con los jóvenes y todos los sectores sociales.

En el caso del PT, que tanto contribuyó a modernizar y democratizar la política y que hace diez años gobierna mi país, estoy convencido que él también tiene que renovarse profundamente, recuperando su vínculo cotidiano con los movimientos sociales. Dar nuevas respuestas a los nuevos problemas. Y sin tratar a  los jóvenes con  paternalismo.

La buena noticia es que los jóvenes no son conformistas, apáticos, indiferentes a la vida pública. Incluso aquellos que hoy piensan que odian la política, están empezando a hacer política mucho antes de lo que yo  comenzara a hacerlo. A su edad, no me imaginaba ser un militante político. Y terminé creando un partido, cuando nos dimos cuenta de que en el Congreso no había prácticamente ningún representante de los trabajadores. Al principio yo no pensaba en ser candidato para nada. Y terminé siendo presidente. Hemos conseguido, por la política, recuperar la democracia, la consolidación de la estabilidad económica, la reanudación del crecimiento, crear millones de nuevos puestos de trabajo y reducir la desigualdad en mi país. Pero, por supuesto, aún queda mucho por hacer. Y que bueno que los jóvenes quieran luchar por el cambio social y mantener un ritmo más rápido.

Otra buena noticia es que la presidenta Dilma Rousseff reconoció la voz de la calle y dio respuestas valientes e innovadoras a sus preocupaciones. Propuso  en primer lugar, la convocatoria de un plebiscito para  la reforma política que tanto se necesita. Y puso en marcha un pacto nacional para la educación, la salud y el transporte público, en el que el gobierno federal aportará un apoyo financiero y técnico a los estados y municipios.

Cuando hablo con los jóvenes brasileños y de otros países, les digo a todos los jóvenes: incluso, cuando usted está enojado por la situación de su ciudad, su estado, su país, desanimado de  todo y de todos, no niegue la política. Al contrario, participe! Pues el político que vos deseas, si no está en otro, puede estar dentro de ti.

17 de julio de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE ALEJANDRO PANDRA "ORIGEN Y DESTINO DE LA PATRIA"

El Foro San Martín tiene el agrado de invitarlo a la presentación del libro "Origen y destino de la patria", de Alejandro Pandra, el próximo jueves 18 de julio,  a las 19 horas, en la casa popular "Patria al hombro" del Movimiento Emancipador, Pichincha 674, Buenos Aires.preslibro alejandropandra color.jpg

10 de julio de 2013

FRANCISCO Y SU SOLIDARIDAD CON LOS MIGRANTES

EL PAPA ELIGIÓ PARA SU PRIMER VIAJE APOSTÓLICO  REUNIRSE CON LOS QUE MIGRAN BUSCANDO UNA VIDA DIGNA QUE LA SOCIEDAD GLOBAL DEL DESASTRE LES NIEGA EN SUS PATRIAS DE ORIGEN. 

La UNION EUROPEA –que integran algunos de los responsables de la depredación global- niega a los inmigrantes los derechos humanos básicos: el derecho a la vida y el derecho a pertenecer a una comunidad organizada. Lo mismo hace ESTADOS UNIDOS con el muro SENSEMBRENER –el nuevo muro de Berlin- que ha construido en la frontera con México.



Texto de la Homilía de Francisco

Inmigrantes muertos en el mar, desde esas barcas que en lugar de ser una vía de esperanza han sido una vía de muerte. Así es el título de los periódicos. Cuando hace algunas semanas he conocido esta noticia, que lamentablemente tantas veces se ha repetido, mi pensamiento ha vuelto a esto continuamente como una espina en el corazón que causa sufrimiento. Y entonces he sentido que debía venir aquí hoy a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también a despertar nuestras conciencias para que lo que ha sucedido no se repita, no se repita, por favor.
Pero antes, quisiera decir una palabra de sincera gratitud y de aliciente a ustedes, habitantes de Lampedusa y Linosa, a las asociaciones, a los voluntarios y a las fuerzas de seguridad, que han mostrado y muestran atención a las personas en su viaje hacia algo mejor. Ustedes son una pequeña realidad, ¡pero ofrecen un ejemplo de solidaridad!

Gracias también al Arzobispo Mons. Francesco Montenegro, por su ayuda, su trabajo y su cercanía pastoral. Gracias también a la señora Giusy Nicolini, alcaldesa, por lo que hace. 

Dirijo un pensamiento a los queridos inmigrantes musulmanes que están comenzando el ayuno de Ramadán, con el deseo de abundantes frutos espirituales. La Iglesia está cerca de ustedes en la búsqueda de una vida más digna para ustedes y para sus familias. ¡A ustedes “O’ scia’!”

Esta mañana, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, quisiera proponer algunas palabras que, sobre todo, despierten la conciencia de todos, impulsen a reflexionar y a cambiar concretamente ciertas actitudes. “¿Adán, dónde estás?”: es la primera pregunta que Dios dirige al hombre después del pecado. “¿Dónde estás?”. Es un hombre desorientado que ha perdido su lugar en la creación porque cree que puede volverse potente, que puede dominar todo, que puede ser Dios. Y la armonía se rompe, el hombre se equivoca y esto se repite también en la relación con el otro que ya no es el hermano al que hay que amar, sino sencillamente el otro que disturba mi vida, mi bienestar.

Y Dios hace la segunda pregunta: “Caín, ¿dónde está tu hermano?”. El sueño de ser poderoso, de ser grande como Dios, es más de ser Dios, lleva a una cadena de equivocaciones que es cadena de muerte, ¡conduce a derramar la sangre del hermano! ¡Estas dos preguntas de Dios resuenan también hoy, con toda su fuerza! Muchos de nosotros, también yo me incluyo, estamos desorientados, ya no estamos atentos al mundo en que vivimos, no cuidamos, no custodiamos lo que Dios ha creado para todos y ya no somos capaces ni siquiera de custodiarnos unos a otros. Y cuando esta desorientación adquiere las dimensiones del mundo, se llega a las tragedias como a la que hemos asistido.

“¿Dónde está tu hermano?”, la voz de su sangre grita hasta mí, dice Dios. Esta no es una pregunta dirigida a los demás, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros. Esos hermanos y hermanas nuestros trataban de salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un lugar mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte. ¡Cuántas veces aquellos que buscan esto no encuentran comprensión, acogida, solidaridad! ¡Y sus voces suben hasta Dios!

Y una vez más a ustedes, habitantes de Lampedusa les agradezco su solidaridad. He escuchado recientemente a uno de estos hermanos. Antes de llegar aquí han pasado por las manos de los traficantes. Esos que explotan la pobreza de los demás. Esa gente que hace de la pobreza de los demás su propia fuente de ganancia. ¡Cuánto han sufrido... y algunos no han logrado llegar!

“¿Dónde está tu hermano?”. ¿Quién es el responsable de esta sangre? En la literatura española hay una comedia de Lope de Vega que narra cómo los habitantes de la ciudad de Fuente Ovejuna matan al Gobernador porque es un tirano, y lo hacen de modo que no se sepa quién ha realizado la ejecución. Y cuando el juez del rey pregunta: “¿Quién ha asesinado al Gobernador?”, todos responden: “Fuente Ovejuna, Señor”. ¡Todos y nadie! También hoy esta pregunta surge con fuerza: ¿Quién es el responsable de la sangre de estos hermanos y hermanas? ¡Nadie! Todos nosotros respondemos así: no soy yo, yo no tengo nada que ver, serán otros, ciertamente no yo. Pero Dios pregunta a cada uno de nosotros: “¿Dónde está la sangre de tu hermano que grita hasta mí?”

Hoy nadie se siente responsable de esto; hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna; hemos caído en la actitud hipócrita del sacerdote y del servidor del altar, del que habla Jesús en la parábola del Buen Samaritano: miramos al hermano medio muerto en el borde del camino, quizá pensamos “pobrecito”, y continuamos por nuestro camino, no es tarea nuestra; y con esto nos tranquilizamos y nos sentimos bien. La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son bellas, pero no son nada, son la ilusión de lo fútil, de lo provisorio, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más lleva a la globalización de la indiferencia.

En este mundo de la globalización hemos caído en la globalización de la indiferencia. ¡Nos hemos habituado al sufrimiento del otro, no nos concierne, no nos interesa, no es un asunto nuestro! Vuelve la figura del Innominado de Manzoni. La globalización de la indiferencia nos hace a todos “innominados”, responsables sin nombre y sin rostro. “¿Adán dónde estás?”, “¿dónde está tu hermano?”, son las dos preguntas que Dios hace al inicio de la historia de la humanidad y que dirige también a todos los hombres de nuestro tiempo, también a nosotros.

Pero yo querría que nos hiciéramos una tercera pregunta: “¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como éste?”. ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por estas personas que estaban en la barca? ¿Por las jóvenes mamás que llevaban a sus niños? ¿Por estos hombres que deseaban algo para sostener a sus propias familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llorar, del “padecer con”: ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar!

En el Evangelio hemos escuchado el grito, el llanto, el gran lamento: “Raquel llora a sus hijos… porque ya no están”. Herodes ha sembrado muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto sigue repitiéndose…

Pidamos al Señor que borre lo que queda de Herodes también en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar sobre nuestra indiferencia, sobre la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que abren el camino a dramas como éste. ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado? ¿Quién ha llorado hoy en el mundo?

Señor, en esta Liturgia, que es una Liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado, se ha encerrado en su propio bienestar que lleva a la anestesia del corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que conducen a estos dramas. ¡Perdón Señor!

Señor, que escuchemos también hoy tus preguntas: ¿“Adán, dónde estás?”, “¿dónde está la sangre de tu hermano?.


5 de julio de 2013

Aporte de la economía social al desarrollo local y a las políticas públicas en la Argentina contemporánea






Roberto David  Roitman

“La economía política, o economía (economics) es un estudio del género humano en las actividades ordinarias de la vida; examina esa parte de la acción individua y social  que se encuentra más estrechamente vinculada con la obtención y el uso de los requisitos materiales del bienestar (well-being). Así, por un lado, (esta disciplina) es un estudio de la riqueza, y por el otro, más importante, es una parte del estudio del hombre”  Alfred MARSHALL en Principles, 1890.

  “El economista de alto nivel debe poseer una rara combinación de dotes. Debe alcanzar elevados niveles en varias disciplinas distintas, combinar capacidades que no muy a menudo se encuentran juntas. Debe ser, en cierto modo, matemático, historiador, estadista, filósofo: manejar los símbolos y expresarse en palabras; ver lo particular a la luz de lo general, y abarcar lo abstracto y lo concreto con un mismo aletazo del pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado, y con miras al futuro. No hay porción de la naturaleza y de las instituciones humanas que pueda escapar a su mirada. Debe ser a la vez resuelto y desinteresado; apartado e incorruptible como un artista, también deberá, a veces, pegarse a la tierra como un político.”  J M KEYNES, en Essays in biography, 1933

Acerca de la relación entre Economía y Sociedad y las visiones parcializadas
Hemos asistido en el campo de las Ciencia Sociales a una manipulación ideológica acerca de la relación entre Economía y Sociedad,  entre Economía y Política, tanto en el Hemisferio  Norte como en el Sur. Hemos padecido las amputaciones al conocimiento como modo de operar sobre la realidad e instituir  como único conocimiento  científico una determinada visión, que intentaba confundir “ciencia” con opinión o ideología.
Esta separación epistemológica, ausente en los padres fundadores de la Economía llamada Clásica, en realidad apunta al disciplinamiento mental, y ha alentado y consagrado notables “errores”, como la “confusión” entre crecimiento y desarrollo; la reducción de la economía a su forma mercantil, la recomendación y aplicación de fórmulas idénticas para todas las sociedades del orbe; la negación de la necesidad de políticas públicas para el desarrollo, particularmente las de desarrollo local; y  el desprecio, descalificación  e ignorancia sobre la Economía Social
Ya en 1944, Kart POLANYI en su gigantesca obra “ La gran transformación”, nos advertía sobre la  falacia economicista: la identificación de la economía con su forma mercantil.. Dejando de reconocer “abstrayendo” la Incrustación (embebbed) del subsistema económico en el sistema social. Era el paso para el avance de la economía sobre la sociedad. Como si el mercado y la sociedad industrial o financiera hubieran podido surgir sin estructuras institucionales provistas desde la política
Aún hoy se nos induce a confundir Sociedad de Mercado con  Economía de Mercado. Baste recordar la exclamación de la economista Margaret Thatcher “¿qué es esa cosa llamada sociedad?”, arquetipo paradigmático de la “reaganomics”.
“El paradigma académico neoliberal es una perspectiva reduccionista, ahistórica y cosificante. La economía es vista como una esfera históricamente autonomizada de la sociedad, pensable como un modelo extremadamente limitado de agentes, relaciones, leyes e instituciones, productores y consumidores motivados por la maximización de ganancias o satisfacciones (=felicidad); oferentes y demandantes compitiendo entre sí en mercados virtuales que determinan mecánicamente cantidades transadas y precios, de acuerdo a leyes universales. El economista hace abstracción (supone) de aspectos cruciales de la realidad que denomina “extraeconómicos”.
”Hace elusión del problema del poder”, remarca Enguita  (1998).
El Premio Nóbel Paul Krugman, analizando las  Teorías del desarrollo económico, reconocía el desconocimiento acabado que de este fenómeno tienen los economistas neoliberales, recalcado y probando la falacia de agregados micro/ macro; la falacia de las inversiones y  del comercio exterior como los únicos factores que explican los procesos de crecimiento. Las desastrosas consecuencias de la aplicación del llamado “Consenso de Washington (Williamson), como así el derrumbe del socialismo planificado, remarcando asimismo el abuso de la política monetaria, fiscal y cambiaria, concluyendo: “No hay teorías, Debería propenderse a un uso riguroso (no interesado) de la teoría económica y sobre todo de los datos empíricos” (Krugman, 1996)

El desarrollo como proceso        
Desde el Sur, para teorizar acerca de las prácticas en los procesos de desarrollo, Sergio Boissier analiza lo que Guell denomina “premisas” que no son sino: confianza/ reconocimiento / sentido colectivo. Porque: las personas y su subjetividad no son un recurso, sino un requisito indispensable .Reconocer la subjetividad social no significa construirle refugio, sino potenciar su capacidad de aportarlo. La subjetividad no debe conducir a un populismo voluntarista. La toma de decisiones no puede ser autocrática ni tecnocrática, pues genera incertidumbre y no institucionalidad.
Boissier trabaja y retoma de Edgar Morin lo de Sistemas Complejos,  que aplicado a los procesos de desarrollo deberían semejarse a la mecánica de los procesos de sinapsis neuronal: contacto y transmisión sin fusión. Finalmente, destaca la importancia de los Subsistemas locales para generar desarrollo, dado que este se basa en el reconocimiento explícito de Valores,  Actores, organizaciones (públicas y privadas), Procedimientos (Objetivos, propiedades, conductas), Acumulación (Capital Económico), y Capitales intangibles (Imagen, idea) poder, territorio. (Boissier, 2003)
Desde otra perspectiva, el Banco Mundial en 1994 trataba de explicar porqué crecían los países y eran capaces de sostener una mejor calidad de vida para su población, y analizaba los tipos de acumulación de capital para conseguir un Desarrollo Sustentable.
Analizaba la importancia para los procesos de los países de la dotación de Bienes Tangibles: Capital Natural (Recursos Naturales) como Capital Construido (Infraestructura, Capital Comercial, Capital Financiero) los que se reflejan tradicionalmente en los PBI; como también la relevancia de los Bienes Intangibles : Capital Humano (Calidad de Recursos Humanos, Salud, Educación, Capacidades Humanas), así como la dotación de Capital Social (Institucionalidad, Confianza Social, Capacidad para Concertar, Normas y Valores Compartidos, Redes Sociales). Su notable conclusión es el peso relativo superior de los “Capitales o Bienes Intangibles” sobre lo que clásicamente se  mide  en  el PBI.
Tomamos la caracterización de J. Durston que por Capital Social entiende “el conjunto de normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, en las comunidades y en la sociedad en su conjunto”, lo que es revalorizado por Kliksberg  al considerar al Capital Social como un requisito para el desarrollo. (Kliksberg, 1999).
Hoy nuestra sociedad está signada por profundas crisis cambios. Hay una reestructuración de la Economía, con significativos cambios en el Estado y modificaciones en el rol de la Política.
Asistimos a una crisis en el Estado, o sea  de las Instituciones que hacen funcionar el vínculo entre los hombres y la Sociedad. A una crisis de la forma de relación entre la Economía y la Sociedad, lo que se ha denominado Crisis del Trabajo; y a una crisis de las Identidades individuales y colectivas, llamada crisis del Sujeto. (R. Castel, 2010)
Del mismo modo, nos hallamos inmersos en un proceso de Globalización, del cual C Vilas ha sintetizado en seis hipótesis falsas las enunciaciones de sus propagandistas, demostrando su irrealidad. La globalización: ni es un fenómeno nuevo, ni se trata de un proceso homogéneo, ni es un proceso homogeneizador, no garantiza que conduce al progreso y al bienestar universal; tampoco conduce a la globalización de la democracia, así como no acarrea la desaparición progresiva del Estado, o al menos una pérdida de importancia del mismo (Vilas, 2002). Concluyendo que una cosa es el fenómeno de la globalización, y otra su ideología. Respecto de lo primera coincide con  grandes pensadores como Wallerstein o  Beck, pero además alerta sobre la asimilación de modelos y conceptos que obedecen a razones ideológicas, disfrazadas de “ciencia” o “pensamientos únicos”.
Asimismo, verificamos al menos cuatro grandes contradicciones no resueltas en la forma como hoy están, en general, organizadas las sociedades y economías llamadas modernas: a) entre la oferta y la demanda: gran demanda potencial insatisfecha vs. gran producción de bienes y servicios; b) entre crecimiento económico y bienestar social: no necesariamente van juntos: c) entre capital productivo y capital financiero-especulativo: preeminencia de las finanzas sobre la economía con enorme transferencia de recursos: d) entre el crecimiento económico y la sustentabilidad social y ambiental: está cuestionado el modelo de acumulación que excluye parte de la sociedad y que afecta la supervivencia global.”
Como señala Cattani (2007) este aumento de la acumulación, de la concentración de la riqueza, y  de los riesgos de supervivencia física del planeta obliga a pensar en “otra economía” que redefina el trabajo, busque alternativas prácticas verdaderas, y se ubique en estándares sociales, políticos, culturales y tecnológicos, que permitan superar al capitalismo tradicional”
Hay en general, desde el Sur, el consenso en que crecimiento no es lo mismo que  desarrollo. Se adopta cada vez más la definición de A Sen que concibe al desarrollo como la expansión de las capacidades de las personas en la sociedad, en un contexto de equidad y de expansión de las fuerzas materiales, en los valores que cada sociedad elija. Conceptos recogidos en el paradigma de Desarrollo Humano que la ONU operativiza a través de los Objetivos de desarrollo del Milenio.
Novedosos y sorprendentes los enfoques que  realizan otras miradas sobre la reestructuración de las sociedades. Por ejemplo, Z Baumann (2002) nos explica que la nueva división social nos la explica más pensar en términos de “los que se mueven por el tiempo y los fijados al espacio” que los “viejos” conceptos de la economía o la sociología.
Es  Guy Standing (2004), experto en Seguridad Social,  el que sistematiza la nueva estratificación social en ocho categorías: a) La élite; b) Los “proficians” (calificados); c) Los “salariat” (asalariados); d) Los “core workers” (trabajadores propiamente dichos); e) Los “flexiworkers” (trabajadores flexibilizados); f) Los desempleados; y g) Los excluidos. Lo grave es el acrecentamiento cuali-cantitativo de las personas incluidas en esta última categoría
Por otro lado, el cambio de paradigma productivo que implica la masiva incorporación de la informática, las telecomunicaciones y la biotecnología a los procesos productivos y de distribución, colabora a que cada vez se produzca más. Al decir de P Drucker (1999) al menos,  en la economía industrial la producción se separó del empleo.
El Siglo XXI se caracteriza, además, por una separación entre la producción y la generación de empleo en todas las ramas. Esto es con el nuevo paradigma productivo, hoy se produce más con  menos gente. Dicho de otra forma, el crecimiento del Producto Bruto Interno no garantiza la generación de empleo suficiente para la cantidad de personas que intentan incorporarse al sistema. De ahí que esa vieja cuestión de que una cosa es el empleo y otra es el trabajo, se hace más visible y relevante, demandando nuevas respuestas e instituciones.
Por otra parte, las mediciones que se realizan en el mundo entero, con la metodología recomendada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT),particularmente la “Resolución sobre estadísticas de la población económicamente activa, del empleo, del desempleo y del subempleo, adoptada por la decimotercera Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo (octubre de 1982)”, contienen una caracterización del empleo que nos obliga más a estudiar las cifras de “subempleo demandante” y las categorías de cuentapropistas (como lo realizan la mayoría de los expertos en mercado laboral), para tener una idea de la magnitud del desempleo involuntario. Obvia consecuencia de la incapacidad  del sistema productivo formal para la total incorporación de las personas que procuran un empleo formal. . (Roitman y Carbonetto 2006)
Este tema ha sido largamente caracterizado tanto como por  los que proclaman el fin del trabajo (ej. Rifkin), como por estudiosos de la Economía Social desde el Sur (ej, Razzeto, Coraggio)
La aparición de numerosas formas de “ganarse la vida” nos invade, y con ella la necesidad de recuperar un destino colectivo. O sea: los proyectos individuales de miles de  pequeños emprendedores, logran un nuevo sentido (y mayor eficiencia) si son ensamblados de manera asociativa. Este es también el rol de la Economía Social.
A los tradicionales roles de prever el fututo (jubilaciones, pensiones,  mutualismo de salud, seguros de invalidez, sepelio, etc.) frente a los cuales surgieron las mutuales; y formas cooperativas de enfrentar el consumo, la producción, el empleo, la vivienda, el crédito,  etc.; se le suman estos ``nuevos” desafíos que tienen que ver con el asociativismo, el microcrédito, el voluntariado, la economía de los cuidados, los clubes de trueque, el comercio justo, la moneda social, por mencionar algunos del universo de soluciones  de las que hacen a que los hombres seamos parte del mismo proyecto colectivo: una sociedad que nos contenga a todos.
La economía social es mucho más que su nave insignia de las cooperativas y mutuales, ponderando adecuadamente el importante rol que instituciones de esta naturaleza cumplen en el tejido económico y social de nuestros países y de nuestras regiones.
Como muestra de esa importancia, simplemente veamos el Sector de las Cooperativas en Argentina con datos cuya proporción se ha por lo menos  mantenido  a nuestros días (Cfr Elgue, Mario 2006),
COOPERATIVISMO AGROPECUARIO:( Datos Censo Nacional Agropecuario 2003) Participación en la comercialización de los principales productos: 22%  Granos;  20%  Arroz; 14%  Algodón; 7,5%  Lana;  25%  Yerba; 45%  Té; 35%  Lácteos;   20%  Miel;  16% Vino; 45% Tabaco
COOPERATIVISMO DE SERVICIOS PUBLICOS; (Datos Secretaría de Energía de la Nación - Año 2002) 590 Cooperativas Eléctricas (15 %  del total nacional en KW, 1.850.000 usuarios); 311 Cooperativas Telefónicas (401.000 líneas, 5,3% del total nacional); 639 Cooperativas de  provisión de Agua Potable (10 % de la población); 60 Cooperativas de provisión de  servicios cloacales (atienden a 1.200.000 personas)
Mientras que en el Sector Vitivinícola (emblemático de Mendoza) las Cooperativas Vitivinícolas son 53 entidades con autorización para funcionar, de las que más de un tercio tienen más de 40 años de antigüedad; suman más de 20.000 has. de viñedos, son más de 3.000 asociados, cosechan el 20 % de la uva mendocina (o sea, aprox 3,5 millones de Quintales), obtienen más del 18 % del vino de Mendoza y  del 14 % del jugo de uva concentrado. Representan el 18 % de la industria vitivinícola. Cfr Moyano, Fabián (2010)
Algunos estudiosos recomiendan que para caracterizar a una Institución como integrante del sector de  la Economía Social, se debe  atender al cumplimiento o no  de los objetivos declarados para su constitución, así como a la vigencia efectiva en su seno de relaciones democráticas y participativas; mucho más que a las formalidades jurídicas, o sea su declamado propósito. Esto es porque a veces encontramos entidades que bajo formas de economía social, disfrazan otro tipo de relaciones.
Elgue (2006) señala que deben considerarse empresas sociales a las organizaciones civiles sin fin de lucro, a organizaciones comerciales sin fin de lucro (cooperativas), mutuales, empresas asociativas, sindicatos, autoempleo, Organizaciones no Gubernamentales no empresariales, Sociedades y Asociaciones de Fomento, Cooperadoras, Fundaciones, Voluntariado, emprendedores solidarios, Consorcios Asociativos, Agrupaciones de colaboración empresaria, Redes y asociaciones de microempresas, Consorcios intermunicipales con integración de privados,  . Todas formas que coexisten con el Mercado y el Estado.
Sean de autoproducción, de subsistencia o capitalizada, pero siempre basadas en relaciones no salariales e igualitarias entre los trabajadores y/o productores, quienes como propietarios del capital, del producto que realizan y de los beneficios que obtienen de su trabajo, establecen en el interior de la organización mecanismos participativos para la toma de decisiones; conforme lo caracterizado por el Consejo Valón de Economía Social, y luego adoptado por la Unión Europea (De Fourney)
Se trata siempre de una economía que construye sociedad y abarca formas tan diversas (y no excluyentes) como: diferentes modalidades  asociativas, cadenas productivas solidarias,  cooperación internacional, microfinanzas / finanzas solidarias, comercio justo, economía del trabajo, moneda social (clubes de trueque), ahorro popular y previsión
Desde estas miradas, también se refuerzan la ideas del “desarrollo local y regional” como procesos inducidos, y donde las distintas manifestaciones de la Economía Social desempeñan un rol central, no solo económico y laboral, sino fundamentalmente cultural, político  y social..


La  “nueva cuestión social” y la economía social

Por supuesto que toda economía es social, y que toda sociedad tiene su manera de organizar la obtención y distribución de bienes para la provisión de sus necesidades
Toda economía es social, pero el mercado no crea sociedad. Desde el nacimiento de la moderna economía se la denominó economía política (Smith, Ricardo, Mills,  entre otros), pensando que la política reglaba las relaciones de los hombres conviviendo en una sociedad, y la economía era una parte de la misma. Con el transcurso del tiempo se fue escamoteando la obvia  incrustación del mercado en una sociedad, y se nos trató de formar en la idea de que las relaciones de competencia y no las de colaboración, eran las “normales” y “permanentes” entre los seres humanos, priorizando objetivos individuales sobre los colectivos, lógica que se trasladó a la esfera pública
En Argentina, como en casi todo el mundo, coexisten tres subsistemas en la provisión y distribución de bienes o servicios: el Mercado, el Estado, y el de la Economía Social. Estos tienen  tres lógicas diferentes. En el subsistema orientado por el mercado la lógica que prevalece es la del afán de lucro y la acumulación de capital. En el estatal, la lógica es la construcción de legitimidad y el incremento del poder político. En el sector de la economía social lo que se propone es  asegurar el nivel y calidad de vida ampliada para sus miembros. Si bien los tres subsistemas coexisten en el espacio y en el tiempo, y tienen fluidas relaciones entre ellos;  la dinámica de cada uno es totalmente diferente.
El vigoroso resurgimiento de la economía social en la agenda pública no sólo es reflejo de la falta de respuestas para toda la sociedad de los otros dos subsistemas, sino de su crecimiento real y teórico verificado en la cotidianeidad.
Por lo menos, esto es lo que pensamos los que nos alineamos en que la regla para no equivocarse es que el capital debe estar al servicio de la economía,  y la economía debe estar al servicio del hombre
La articulación público-privada en la concepción, elaboración,  ejecución y control  de las políticas públicas las torna más eficaces y eficientes.
En un planteo que apunta a contribuir positivamente a  lo que Robert Castel plantea como la nueva cuestión social: esa aporía fundamental en la cual una sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura. Es un desafío que interroga, que pone en cuestión la capacidad de una sociedad para existir como un conjunto vinculado por relaciones de inter- dependencia” (RCastel, 1997).
Recordemos siempre que “La pobreza debe concebirse como la privación de las capacidades básicas que tiene una persona para llevar adelante el tipo de vida que tiene razones para valorar (no meramente falta de ingresos)” Amartya Sen (2000)
Desde el Sur,  Bonilla-Molina y El Troudi (2004) ponen el énfasis en la educación en Economía Social para la derrota de la pobreza y la exclusión.  Con una visión transdisciplinaria relacionan economía social con democracia participativa, como herramienta de lucha contra la pobreza cultural, política, ideológica, no sólo restringida a niveles de ingresos o NBI.
Por ello definen las tareas de primer orden para el impulso de la Economía Social, que” consisten en la derrota de : a) el determinismo capitalista liberal: b)el fracaso del reduccionismo del socialismo real: c) el desconocimiento de los saberes que emergen de las experiencias históricas de cambio, y el carácter nacional y popular de cualquier transformación: d) la conceptualización de la pobreza limitada a la esfera económica; e) la perspectiva tecnicista que desconoce el saber popular inherente a formas de sobrevivencia social; f) la aproximación ahistórica que pretende declarar la inamovilidad de las perspectivas  disciplinarias, en particular, la economía; g) la concepción unidimensional de los procesos sociales que niega la especificidad nacional y local a la actual dinámica de cambios.”
Emerge el paradigma de Desarrollo Local con diversas respuestas a los procesos globalizadores, con su implicancia en los cambios la incumbencia de los Estados Nacionales, y su proceso de retiro y descentralización, muchas de cuyas funciones son asumidas desde los territorios. Frente a la uniformación global, lo local aparece como resistencia, más adaptativa o confrontativa, pero como voluntad de los habitantes de un territorio de forjar su destino colectivo,
Con diversas características: es un proceso, lo que destaca la importancia de la conducción; trata de ser de abajo/ arriba; poner en valor el territorio y la diversidad frente a la uniformidad (denominaciones de origen); revalorización de la cultura local; prioriza la pequeñas y medianas empresas por su generación de empleo, la residencia de los propietarios del capital  y su impacto en la democracia y el tejido social. (De Mattos, Gallichio, Borja y Castells, Guerrero, et alt)
Preconiza la concepción del territorio no como un mero soporte de las actividades económicas, sino una como construcción social: el hombre y su medio ambiente en el centro de la actividad territorial
Supone e implica la articulación de los protagonistas (público-privados) en el lugar donde ocurre la vida: el territorio
En la Argentina, desde el gobierno nacional y los distintos gobiernos locales se están últimamente ejecutando políticas sociales que coadyuven a incluir al conjunto de la población. También son importantes los esfuerzos nacidos en el seno de la sociedad. Pero es de destacar que nuestro país aún tiene no sólo tasas altas de desempleo, sino graves índices de informalidad laboral, que afectan a  más de un tercio de la PEA.
Más allá de continuar  la promoción de formas tradicionales como cooperativas y mutuales, se destacan la Ley de Promoción del  microcrédito para el desarrollo productivo (primera ley en la Región que fomenta el acceso al crédito de micro emprendedores fuera del sistema formal y además subsidia a las entidades de la sociedad civil que ejecutan concretamente las políticas, para no caer en la frecuente paradoja que sean los mismos pobres quienes paguen por su incorporación), la incorporación del Monotributo Social, la promoción del asociativismo, incentivos mediante la creación de mercados, ganancia de competitividad en encadenamientos productivos, apoyo a empresas  en crisis recuperadas por sus trabajadores, intentos de vinculación del ahorro local con el crédito local (renacen las Cajas de Crédito Cooperativas), entre otras.
Es en el territorio, con su lógica ordenadora, donde confluyen y se potencian las miradas  y acciones del desarrollo local y la economía social.
 La medida de su impacto en la transformación de las relaciones sociales es parte del debate actual.


Mirando desde América Latina

En el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, titulado “Actuar sobre el futuro: romper la transmisión  intergeneracional de la desigualdad” del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se propone un enfoque más integral de política pública. “Las estrategias de redistribución deben llegar a aquellos para quienes fueron diseñadas, deben considerar no solamente cada restricción por separado sino tomar en cuenta que las restricciones que enfrentan los hogares son múltiples y en ocasiones se refuerzan unas con otras. Además, los objetivos de la política pública deben incorporarse al imaginario de los beneficiarios, quienes deben ser sujetos activos de su propio desarrollo”
Allí se recomienda “la nueva política integral y específica que se propone para reducir la desigualdad en la región debe incidir sobre las condiciones objetivas de los hogares y las restricciones que enfrentan, sobre aspectos subjetivos que determinan autonomía y aspiraciones de movilidad y, finalmente, sobre la calidad y eficacia de la representación política y la capacidad redistributiva del Estado”
Dado que “Las explicaciones para la persistencia de la desigualdad no se encuentran solamente a nivel del hogar. El proceso político también responde de manera diferenciada a las necesidades de distintos grupos. La reducción sostenible de la desigualdad asume actuar sobre la baja calidad de la representación política, la debilidad institucional, el acceso diferenciado a la influencia sobre políticas concretas, y sobre fallas institucionales que derivan en corrupción y  captura del Estado por grupos minoritarios.”
Mientras, la COMISION ECONOMICA PARA AMERICA LATINA (CEPAL) propone en su informe de Noviembre de 2010: "Esta es y no otra, la hora de la igualdad", Resaltando que: La igualdad se basa en la titularidad de derechos y no solamente en acceso; las brechas sociales no cerrarán en tanto no se cierren las brechas productivas; hay que igualar para crecer y crecer para igualar; y la calidad de la política es central para el desarrollo con igualdad”
Sin políticas públicas que expresen concretamente la voluntad de incorporar al conjunto de la población, y la adecuada articulación con las diversas organizaciones que la sociedad ha venido construyendo, no hay posibilidades de que todos seamos parte de un mismo destino.
Nos preguntamos, con Baumann (2008), que “si la libertad ha sido conquistada, cómo es posible que la capacidad humana de imaginar un mundo mejor y hacer algo para mejorarla no haya formado parte de esa victoria”, pues no dejamos de tener presente que la libertad individual sólo puede ser conseguida y garantizada colectivamente.

Ponencia presentada en la Comisión 4 El papel de los Estados y las instituciones internacionales ante la Economía Social del Congreso del CIRIEC, Valladolid, España, 2011.
 Roberto David Roitman es Lic. en Ciencias Económicas y Magister en Sociología, Secretario General del Instituto del Trabajo y la Producción y Director del Centro de Estudios de Economía Social de la Facultad  Ciencias Políticas y Sociales, ambos de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. En 2009 recibió el Premio "José Antonio Balseiro" que otorga el Foro de Ciencia y Tecnología para la Producción, en la categoría Director de Instituto.




2 de julio de 2013

l’Osservatore Romano publicó el Prólogo del Cardenal Bergoglio al libro de Amelia Podetti

En el proceso de preparación de las Jornadas Mundiales de la Juventud a celebrarse en Brasil del 22 al 28 de julio próximos, l’Osservatore Romano, publicó el Prólogo del Cardenal Bergoglio al libro de Amelia Podetti Comentario a la Introducción a la Fenomenología del Espíritu.
El texto refiere el tránsito de una Iglesia católica eurocéntrica a una Iglesia católica americocéntrica, cuya religiosidad popular será seguramente un valioso instrumento para el surgimiento de un sistema multipolar, superador del capitalismo global que ha llevado al mundo a convertirse en la sociedad de la catástrofe humanitaria crónica.

L'OSSERVATORE ROMANO

Città del Vaticano, 1 luglio 2013.


Così nel 2006 l’arcivescovo di Buenos Aires rifletteva su un libro di Amelia Podetti
Bergoglio, Hegel  e l’America Latina
Amelia Podetti è una figura di rilievo nel panorama culturale argentino degli ultimi cinquant’anni. Filosofa, ha insegnato all’università di Buenos Aires, ma anche nell’università nazionale di La Plata e in quella del Salvador. È in quest’ultima che la sua strada accademica si è incrociata con quella di Bergoglio tra il 1970 e il 1979, quando questi era provinciale dei gesuiti e cancelliere della stessa università. Amelia Podetti ha anche dettato corsi nel Colegio Máximo di San Miguel, anch’esso appartenente ai gesuiti, dunque sotto la responsabilità diretta di Bergoglio. Nel 2006 il cardinale Bergoglio scrisse un testo — pubblicato integralmente in traduzione italiana nel sito Terre d’America di Alver Metalli — che uscì nel novembre del 2007 a prologo delComentario a la Introducción a la Fenomenología del Espíritu scritto da Amelia Podetti e pubblicato dalla casa editrice argentina Biblos.
29 giugno 2013

Versión en castellano

Amelia Podetti  es una figura relevante en el panorama cultural argentino de los últimos cincuenta años. Filosofa, enseñó en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad del Salvador. En esta última Universidad su camino académico se cruzó con el de Bergoglio entre 1970 y 1979, cuando él era Provincial de los Jesuitas y Canciller de dicha Universidad. Amelia Podetti también dictó cursos en el Colegio Máximo de San Miguel, perteneciente a los jesuitas y bajo la responsabilidad directa de Bergoglio. En 2006 el Cardenal Bergoglio escribió el Prólogo al libro de Amelia Podetti Comentario a la Introducción a la Fenomenología del Espíritu, publicado en noviembre de 2007 por la editora argentina Biblos -publicado en italiano en el sitio web de la Terre d'América de Alver Methali-.

Prólogo

Acepté con gusto la solicitud de los hermanos de Amelia Podetti de escribir unas palabras a manera de prólogo sobre este trabajo. He tenido y tengo muy presentes sus enseñanzas, que hicieron una contribución importante a la reflexión y autoconciencia del país en un momento singular de su historia, en las décadas de 1960 y 1970. Aunque su prematura muerte nos privó seguramente de una mayor fructificación de su pensamiento, su trabajo en la cátedra universitaria, sus artículos, su participación en los ricos debates de la Argentina de esos años, alcanzaron para dejar sentadas ideas y rumbos de investigación que siguen teniendo una tremenda actualidad.
En un momento en el que América Latina requiere justamente de una autoconciencia renovada, que sea capaz de asumir más íntegramente su propia condición, sus particulares necesidades, para sólo desde allí producir sus nuevas y propias respuestas históricas, creo sumamente oportuno recuperar el esfuerzo de nuestros pensadores, nuestros filósofos, del mismo modo en que lo hemos venido haciendo, desde hace algunas décadas, con nuestros escritores y poetas. Quiero decir, así como dimos un gran salto en la valoración de nuestras letras, en parte impulsados desde el exterior –el famoso “boom” de la literatura latinoamericana- tenemos pendiente un salto similar en relación con nuestra producción filosófica.
Sería por otra parte el mejor homenaje a personalidades que, como la de Amelia Podetti, hicieron un apostolado del empeño en pensar desde nuestra propia y singular realidad, no en función de escuelas o categorías adoptadas, sino a partir de nuestras propias necesidades, como Juan Bautista Alberdi ya nos planteara, cuando se cerraba el momento augural de la Independencia, en la década de 1830.
Un buen ejemplo de esa actitud es este trabajo, para el que asumió el desafío de ofrecer una nueva versión en castellano de un texto célebre, como lo es la “Introducción” a la Fenomenología del Espíritu. Célebre por el papel de esa obra en la historia de la Filosofía moderna y contemporánea, y célebre por su complejidad (la Introducción a la Fenomenología del Espíritu, ha dicho Martin Heidegger, osa realizar un salto “absoluto” al Absoluto…). Porque detrás de este particular empeño, como en el de sus traducciones de Edmund Husserl o Nicolai Hartmann, alentaba el programa de una cabal y creciente apropiación del pensamiento clásico, medieval y moderno, para que nuestro propio pensamiento pudiera desplegarse con vocación universal, no solo local.
Sería muy difícil hacer filosofía en el mundo contemporáneo salteándose a Hegel. Y Amelia Podetti formó parte de un momento del pensamiento argentino en el que se intentó un diálogo genuino con el filósofo alemán: allí descollaron sus maestros Carlos Astrada y Andrés Mercado Vera, pero hubo otros también importantes. Entiendo que un diálogo es genuino cuando las preguntas son auténticas; es decir, propias, no adoptadas; cuando nacen de una reflexión surgida de los problemas, desafíos, inquietudes y esperanzas de una comunidad determinada. Los grandes problemas humanos son, por cierto, universales, y en cierto modo intemporales; pero en la conciencia del filósofo corren el riesgo de desvanecerse en formulaciones vacías, abstractas, si no pasan por el tamiz de la pura y dura realidad. Y la realidad es siempre encarnada, particular, concreta. No puede haber acceso a la universalidad sin asumir, plena e íntegramente, la encarnación. 
Entre los rasgos bien conocidos de los hábitos docentes de Amelia Podetti estuvo su apego a los clásicos filosóficos y su poco interés por los comentaristas. No porque no creyera en la utilidad de los comentaristas, sino por su tenaz vocación de responder a la exigencia de establecer nuestro propio diálogo con la tradición filosófica. Hoy podríamos decir: ella forma parte de quienes han contribuido a construir nuestra propia tradición en la exégesis y comentarios de la Filosofía clásica, medieval y moderna. Y naturalmente una parte significativa de ese diálogo genuino con la tradición filosófica era y es la labor de producir buenas y técnicamente consistentes versiones castellanas de esos clásicos.
El texto que se edita hoy por primera vez bajo la forma de libro tuvo uso interno, por varios años, en cursos sobre Historia de la Filosofía Moderna e Historia de la Filosofía Contemporánea de los que Amelia Podetti participaba como docente. Quiso el destino que también lo propusiera como material de trabajo en uno de sus últimos cursos, en 1978, justamente de Filosofía de la Historia. Ese curso estuvo, ratificando la idea de la necesidad de hacer nuestra propia revisión de la historia de Occidente, centrado en San Agustín y Hegel. Algo así como las dos “puntas” de la Filosofía de la Historia en Occidente. 
Y precisamente por ello, es también en ese momento que empieza a expresar su idea de la irrupción de América en la historia como el hecho fundamental de la modernidad, al dar lugar al surgimiento de la historia universal. Y si bien el concepto de “historia universal” fue ampliamente usado ya por Hegel, la formulación de Amelia Podetti toma distancia del filósofo alemán, así como de otras visiones europeas de la Historia, en las que pareciera que el hecho de la “planetarización”, como ella dice, no termina de ser asumido en todas sus consecuencias, históricas y filosóficas.
Reitero entonces mi convicción acerca de la tan propicia oportunidad en que reaparece este trabajo de Amelia Podetti, frente a la multitud de signos que en nuestro presente ratifican la perennidad del objetivo y la esperanza de una América Latina unida y solidaria, caminando en pos de su más plena expresión cultural y civilizatoria, para ejercer sus responsabilidades históricas en plenitud, para sí misma y para el mundo.
Espero que esta relectura y diálogo con un clásico de la Historia de la Filosofía, llevados a cabo desde esta orilla lejana del Occidente, siga dando frutos en nuestras Universidades y en todos los ámbitos en los que debe reafirmarse nuestra fuerte vocación por el dominio de la Filosofía. Somos por cierto herederos de una magnífica tradición al respecto, desde el momento augural en que personalidades como Alonso de Veracruz o Vasco de Quiroga en México, o José de Acosta en el Perú, se animaron a pensar a América desde América y como americanos.

                                                                               Card. Jorge Mario Bergoglio s.j.
                                                                                   Arzobispo de Buenos Aires

  Amelia Podetti (1928/1979) se graduó en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Ejerció la docencia en la misma universidad en las Facultades de Filosofía y Letras, Derecho y Arquitectura, así como en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad del Salvador. Realizó estudios de postgrado en la Universidad de París (1961-1962). Es autora de varias publicaciones  relacionadas con su especialidad.
Integró e impulsó grupos de investigación sobre Historia de la Filosofía Moderna y Pensamiento Argentino en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, así como en las Cátedras Nacionales en los años 70.
Su Comentario a la Introducción a la Fenomenología del Espíritu –que incluye su traducción del texto de Hegel- fue realizada entre 1964 y 1966 en el contexto de su labor docente  y de investigación de la Universidad de Buenos Aires. Su interés por la filosofía moderna fue parte de la renovación de los estudios hegelianos en la Argentina, iniciada y continuada por sus maestros, Carlos Astrada y Andrés Mercado Vera. Volcó en su vocación docente y de investigación un profundo compromiso con la realidad argentina y latinoamericana, que arraigó largamente en amigos y discípulos.