10 de diciembre de 2012

OSCAR NIEMEYER, MAESTRO LATINOAMERICANO DE LA ARQUITECTURA UNIVERSAL



A los 104 años nos dejó un creador emblemático de la arquitectura latinoamericana, heredero insigne del barroco americano, que asoció funcionalidad, belleza, naturaleza y humanismo de modo indisoluble

 Humberto Podetti (FSM)

Oscar Niemeyer

La arquitectura latinoamericana tuvo desde sus orígenes características originales y apasionadas. Por nacer en la emergencia de una cultura nueva, fruto del mestizaje de muchas culturas, y sostenida por intensos debates acerca del sentido de la vida humana, de la armonía entre el hombre y su naturaleza, de la ética y la justicia, nació como arquitectura comprometida.

El barroco americano, esencialmente mestizo, fue uno de sus frutos característicos, que reunió destino y funcionalidad de la obra, mimetización con los espacios y la naturaleza y exaltación de la belleza, reivindicada como conexión del alma con lo superior, como escala de ascenso y descenso a Dios o al supramundo. 

En su largo camino hacia el presente, la arquitectura latinoamericana dejó hitos definitivamente perdurables como la creación de la arquitectura hospitalaria por Ramón Carrillo, que reunió estilos criollos -con antiguos rasgos quechuas y castellanos-, funcionalidad y técnica de última generación para convertir los hospitales en hogares de salud para todos.

Oscar Niemeyer, discípulo y maestro simultáneamente, como Carrillo, de Le Corbusier, vivió algo más de un siglo y llenó simultáneamente un siglo con sus obras. La Casa Amaro (que fue su chofer) en la favela Vidigal, la Catedral de Brasilia o el Proyecto de la Catedral Cristo Rey de Belo Horizonte, los Palacios de Planalto, de la Alvorada y de Itamaraty (Brasilia), el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi (Río de Janerio), la sede Naciones Unidas (Nueva York) o la Universidad Houari Bumediene (Argel) son maravillosas obras que reúnen la sensibilidad hacia la naturaleza, el compromiso político y estético y un asombroso y elocuente manejo de las curvas y los espacios, inspirado en las formas del hombre y sobre todo de la mujer. Y también en todas las formas de la naturaleza. En sus obras ha quedado para siempre una parte substancial del universo creativo del pasado y del futuro de la arquitectura latinoamericana y universal.

Comunista heterodoxo, fue capaz de diseñar y construir Catedrales e Iglesias comparables a las Catedrales góticas o a la Sagrada Familia de Gaudí, que inspiran una profunda espiritualidad, siempre guiado por su compromiso con los pobres, los desheredados, los condenados de la tierra, como él expresaba cuando hablaba de su arquitectura.

Amigo de Lula, de Fidel Castro, de Hugo Chávez, creador infatigable, revolucionario insobornable, brasileño y latinoamericano hasta la médula, Oscar Niemeyer continuará en los siglos venideros revelándonos secretos de nuestra identidad cultural, de nuestra irreductible voluntad de justicia social, solidaridad y compromiso humanista, es decir, del sentido más profundo de ser latinoamericanos.  
Interior catedral Brasilia
Catedral de Brasilia
Plaza de los Tres Poderes

Le Volcan
Auditorio Niemeyer-Ravello
Museo de Arte Contemporáneo de Río de Janeiro.

Parque de la ciudad Don Nivaldo Monte-Natal
 FSM.

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