José Martí |
Hoy en el aniversario del nacimiento de José
Martí les acercamos un texto escrito por él para la educación de los niños
americanos sobre San Martín. Creemos que es una buena forma de recordarlo y
vincularlo con un espacio como el nuestro, que mira a Suramerica como una
unidad latinoamericana en formación.
Sobre San Martín
San
Martín fue el libertador del Sur, el padre de la República Argentina,
el padre de Chile. Sus padres eran españoles, y a él lo mandaron a España para
que fuese militar del rey. Cuando Napoleón entró en España con su ejército,
para quitarles a los españoles la libertad, los españoles todos pelearon contra
Napoleón: pelearon los viejos, las mujeres, los niños; un niño valiente, un
catalancito, hizo huir una noche a una compañía, disparándole tiros y más tiros
desde un rincón del monte: al niño lo encontraron muerto, muerto de hambre y de
frío; pero tenía en la cara como una luz, y sonreía, como si estuviese
contento.
San
Martín peleó muy bien en la batalla de Bailén, y lo hicieron teniente coronel.
Hablaba poco; parecía de acero; miraba como un águila; nadie lo desobedecía; su
caballo iba y venía por el campo de pelea, como el rayo por el aire. En cuanto
supo que América peleaba para hacerse libre, vino a América: ¿qué le importaba
perder su carrera, si iba a cumplir con su deber?; llegó a Buenos Aires; no
dijo discursos; levantó un escuadrón de caballería; en San Lorenzo fue su
primera batalla; sable en mano se fue San Martín detrás de los españoles, que
venían muy seguros, tocando el tambor, y se quedaron sin tambor, sin cañones y
sin bandera. En los otros pueblos de América los españoles iban venciendo; a
Bolívar lo había echado Morrillo el cruel de Venezuela; Hidalgo estaba muerto;
O’Higgins salió huyendo de Chile; pero donde estaba San Martín siguió siendo
libre la América. Hay
hombres así, que no pueden ver la esclavitud. San Martín no podía; y se fue a
libertar a Chile y al Perú.
En
dieciocho días cruzó con su ejército los Andes altísimos y fríos; iban los
hombres como por el cielo, hambrientos, sedientos; abajo, muy abajo, los
árboles parecían yerba, los torrentes rugían como leones. San Martín se
encuentra al ejército español y lo deshace en la batalla de Maipú, lo derrota
para siempre en la batalla de Chacabuco. Liberta a Chile. Se embarca con su
tropa, y va a libertar al Perú. Pero en el Perú estaba Bolívar, y San Martín le
cede la gloria. Se fue a Europa triste, y murió en brazos de su hija Mercedes.
Escribió su testamento en una cuartilla de papel, como si fuera el parte de una
batalla. Le habían regalado el estandarte que el conquistador Pizarro trajo
hace cuatro siglos, y él le regaló el estandarte en el testamento al Perú.
Un
escultor es admirable, porque saca una figura de la piedra bruta; pero esos
hombres que hacen pueblos son como más que hombres. Quisieron algunas veces lo
que no debían querer; pero ¿qué no le perdonará un hijo a su padre? El corazón
se llena de ternura al pensar en esos gigantes fundadores. Esos son héroes; los
que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y
desgracia por defender una gran verdad. Los que pelean por la ambición, por
hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo
sus tierras, no son héroes, sino criminales.
Fuente: Agenda de Reflexión.
FSM.