Pintura suramericana |
Queremos iniciar este año
2013 con algo que a simple vista está alejado de la coyuntura, una discusión
entre intelectuales en la prestigiosa Feria del Libro de Guadalajara, México.
Pero hablan de nuestra América, y del desafío que enfrentamos.
Juan Luis Cebrián,
presidente de la empresa editora del diario El País de Madrid, Enrique
Iglesias, Secretario de la
Organización de Estados Iberoamericanos, Rafael Rojas, escritor
cubano y Enrique Krauze, escritor mexicano, debatieron en el marco de la Feria de Guadalajara acerca
del papel de América Latina en el mundo contemporáneo.
Nos pareció interesante
acercarles la crónica que publicó El País en España, inevitablemente sesgada
por la visión de un medio europeo, pero igualmente halagadora en su visión de
la potencialidad de nuestra América.
Pero como no queremos
quedarnos con esa mirada, válida pero ajena, lo acopañamos con un fragmento
donde analiza esos planteos, desde nuestro lugar en el mundo, Humberto Podetti,
ferviente americanista y uno de los impulsores del Foro San Martín.
“El
presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, definió como el principal desafío
para la modernización de América Latina el “encontrar su propio protagonismo en
la globalización”, empezando por comprender la fuerza de su comunidad cultural
y de un idioma como el español que es “un arma de construcción masiva”, en un
debate sobre los nuevos retos del continente celebrado en la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara. El debate, moderado por el director de este diario,
Javier Moreno, contó con la participación de Enrique Iglesias, Secretario
General Iberoamericano, y los historiadores Enrique Krauze y Rafael Rojas.
Moreno
abrió el coloquio planteando si, tras unos últimos años de extensión de la
democracia y crecimiento y estabilidad económica en América Latina, podría
hablarse ya de un proceso consolidado o no. Enrique Iglesias explicó la
atmósfera de optimismo que recorre la región por tres factores - buena gestión
de la macroeconomía en la mayoría de los países, la demanda internacional de
materias primas empezando por China y el aumento de la inversión exterior -,
pero señaló tres asignaturas aún pendientes para confirmar que se trate de una
década prodigiosa.
“A
nivel local”, afirmó, “no basta exportar, hay que incorporar la educación, la
tecnología y la innovación. La inversión en educación es mucho menor que en
Corea y el número de patentes es aún muy escaso. En el frente regional, hay que
aprovechar que América Latina suponga ya más del 6% de la economía mundial; hay
que ser más competitivo como lo son las 500 empresas multilatinas, y por
último, hay que estar atentos a la coyuntura mundial porque la crisis empieza
ya a permear el continente”.
Cebrián
hizo notar que América Latina debe avanzar aún mucho más en la integración
regional para “jugar un papel en la globalización”. “Pocas regiones tienen en
el G20, que es lo más parecido que hay a un Gobierno mundial, a tres países
como son México, Brasil y Argentina. Sin embargo, nunca se han reunido antes
los tres para llevar una posición común a una cumbre del G20”, afirmó.
Krauze
y Rojas, por su parte, defendieron que América Latina parecía por fin, después
de décadas de frustraciones y fracasos, cumplir la “promesa” que una vez fue.
El autor de Biografía del poder puso como ejemplo a Perú, cuyo dinamismo
económico actual contrasta con el país “ensimismado, pobre, herido aún por la Conquista”, que era hace
20 años. El historiador de origen cubano enfatizó que el crecimiento
demográfico había sido clave en el despegue de la región —“actualmente somos
577 millones y más de 600 si sumamos a los hispanos de EE UU"— para
subrayar que la desigualdad sigue siendo una lacra: “Hay 167 millones de pobres,
un 29% de la población, mientras que el 15% más rico percibe el 40% del ingreso
de la región”.
La
desigualdad condujo el debate hacia la necesidad de una reforma fiscal que dote
a los Estados de los recursos suficientes para modernizar sus países, punto
sobre el que todos los intervinientes estuvieron de acuerdo, y a la violencia
que azota algunas naciones de la región. Krauze y Cebrián coincidieron en
manifestar su escándalo por la actitud de Washington ante el narcotráfico. ”Es
un problema que México no puede resolver solo si no tiene la complicidad tanto
del Gobierno federal de EE UU como de los Estados fronterizos. Es increíble que
solo se descubran túneles para pasar droga en el lado mexicano de la frontera”,
afirmó el fundador de este periódico.
El
coloquio concluyó destacando la oportunidad que supone que la comunidad hispana
haya sido decisiva para la reelección de Obama —“EE UU se va a dar cuenta de
que no puede ignorar a América Latina porque la tiene dentro”, en palabras de
Krauze— y celebrando que pese a que la región tiene aún deberes que hacer,
camina en la buena dirección y no parece que haya vuelta atrás.”
El comentario de Humberto
Podetti:
Aún
con incomprensiones profundas del pensamiento y de las nuevas formas políticas
que está desarrollando nuestro continente, reconocen diversos aspectos que vale
la pena destacar. Seguramente les falta entender y aceptar que América Latina
ha elegido un camino original para construir su futuro a partir de los graves
dolores que aún enfrenta, camino que rechaza explícitamente que debamos “cerrar
la brecha” que nos separa de los países que dirigieron los asuntos mundiales
durante los últimos tres siglos.
Porque
ese camino ha conducido deliberadamente al mundo a la situación en la que está, que de tan grave ha llegado a
afectar a las regiones y países que más disfrutaron de la acumulación de
riquezas y el consumismo a costa del resto del mundo, como EEUU, Europa y
Japón. Pero en cualquier caso implica un reconocimiento explícito a la
visibilidad y trascendencia del proceso contemporáneo de nuestra América, la
que habla castellano y portugués y otras lenguas de origen americano y europeo.
Cebrián
afirmó que el castellano “es un arma de
construcción masiva” y que es
necesario para el mundo un protagonismo propio de América Latina por “la vitalidad de su comunidad cultural”.
Para ello sostuvo que debe avanzar fuertemente en la integración. Destacó
también la importancia de la presencia de Argentina,
Brasil y México en el G 20, al que calificó como lo más parecido a un gobierno
mundial, y reclamó que actúen coordinadamente.
Vale
la pena recordar, entonces, que en América, del polo norte al polo sur, se
habla, además de otros idiomas, castellano americano. Región por región,
nuestra lengua continental ha incorporado vocablos y sentidos de las lenguas
indígenas y africanas y de nuestra propia experiencia de independencia,
revolución, humanismo, conocimiento e imaginación. El castellano expresa en
nuestra tierra, nuestras cosmovisiones americanas del mundo.
Pero
es indudablemente cierta la afirmación de Cebrián: el castellano es un arma de
construcción masiva, una lengua que expresa el humanismo popular de un
continente singular, plenamente vital y juvenil, que proyecta y expresa una
parte significativa del futuro del mundo.
En
cuanto a la coordinación, Argentina, Brasil y México están coordinando sus
acciones no sólo en el G20, sino también en Naciones Unidas, la OEA, el TIAR, la OMC, el BM, el FMI, y otros
organismos internacionales.
Enrique
Krauze destacó el crecimiento demográfico: los
castellano parlantes ya somos bastante más de 600 millones, incluyendo los
‘hispanos’ de EEUU. Es decir, unos 100 millones más que los angloparlantes
y muchos más aún que los francoparlantes, que se quedaron siendo lenguas europeas.
Si sumamos los luso parlantes las diferencias aumentan. Y el futuro promete ampliarlas.
Rafael
Rojas habló de América Latina como
promesa. Desde muchos puntos de vista América
Latina y el Caribe son ya más que una promesa, aunque aún enfrenten muchos
y fuertes desafíos, que inclusive pueden hacerla retroceder. Pero es innegable
que la sola circunstancia de afirmar su propio camino, avanzar en la
unificación de criterios comunes acerca de todas las cuestiones de
trascendencia que se debaten hoy en el mundo y construir cotidianamente nuevos
tramos de su proceso de integración, la hacen insoslayable a la hora de las
definiciones globales.
Rojas
también destacó el significado del voto hispano que hizo presidente a Obama
nuevamente. “EEUU tiene a América latina
adentro” señaló Rojas. Y de qué manera: sosteniendo la construcción de una
sociedad más justa, igual que en el resto de América.
Por
fin, Enrique Iglesias calificó de década
prodigiosa el inicio del siglo XXI para América Latina y afirmó que el acento
debe ponerse ahora en educación, tecnología e innovación. En eso estamos: en
UNASUR el COSECCTI se ha dividido ya en los Consejos Suramericanos de
Educación, de Cultura y de Ciencia, Tecnología y Educación, fortaleciendo la
decisión de desarrollar políticas unificadas en las tres áreas, destacando su
carácter estratégico y el valor singular y original que tienen para los
americanos.
FSM.
Muy interesante escuchar de esta gente que el proceso actual en nuestra latinoamérica es irreversible: no lo conozco tanto a Rojas, pero Iglesias, Cebrián y Krauze han sido fuertes soportes del neoliberalismo de los '80/'90. Es más: para Iglesias lo del apoyo a la educación, tecnología, innovación es repetir lo que supo ser base de aquellos programas que el BID promocionaba en I+D, vinculación Universidad-Empresa, incubadoras de empresas, que tan escasos frutos nos dieron...
ResponderEliminarPienso que este cuarteto no advirtió lo que muy bien señala Podetti: que esta América ya no piensa en estrechar la brecha, acercarse a los "desarrollados". Piensa en escribir su propia historia, en diseñar su propio desarrollo. Y en ese camino debería pensarse la inversión en educación-tecnología-innovación.
Por eso, no me preocupa tanto que México, Brasil y Argentina no discutan su posición para participar en el G-20 (es decir, para mejor acercarse a los grandes), salvo que sea para dejar sentado esta nueva realidad.
Ahora, y en esa línea, lo que me preocupa es que no estoy tan seguro sobre lo que Humberto afirma de que México-Brasil-ARgentina discutan posiciones comunes para el G-20, Naciones Unidas, OEA, etc.etc.- En verdad dudo que ello ocurra, salvo para cuestiones puntuales.
Por eso, más allá de la coincidencia de una línea de pensamiento que en nuestra américa se está irreversiblemente instalando, me gustaría encontrar espacios de discusión sobre el desarrollo común en términos de planificación concreta (no sólo debate sobre aranceles o intercambios de figuritas para equilibrar balanzas). Al menos hasta ahora no resultan tan visibles esos espacios, si los hay.
Gracias por la entrada y la buena idea de adicionar el aporte de Humberto Podetti.
carzaballa@yahoo.es