Este tema ya lo habíamos tocado, entre otros, en nuestro posteo "Después del triunfo de Obama", y en nuestra página en Facebook enlazamos
un artículo periodístico de La Nación. Pero
ayer subimos una nota de Khatchik Derghougassian que fue discutida en nuestro
Foro.
Entonces, nuestro compañero Humberto Podetti, que ya
había comentado el posteo, decidió acercar su propia interpretación del tema,
reflejando una visión desde el FSM y la conciencia de una “civilización
latinoamericana”.
Mural en las calles de Filadelfia |
¿Qué votaron los norteamericanos el 7 de noviembre?
Elegidos y electores
ratifican una transformación de la sociedad norteamericana y los mandatos
electorales señalan un cambio de tendencia popular.
La primera conclusión que puede extraerse de las elecciones norteamericanas
es que la propuesta de retroceso hacia una sociedad blanca anglosajona y
protestante encarnada por los republicanos fue derrotada por el voto de una
sociedad transcultural anglo afro
asiático hispana, expresada por los demócratas. La nueva bancada demócrata
en la Cámara
de Representantes incluirá 43 legisladores de origen africano, 27 de origen
latinoamericano y 10 de origen asiático. Habrá también 61 mujeres y por primera
vez los hombres blancos anglosajones y protestantes serán la minoría. La
bancada republicana, en cambio, estará integrada en un 90 % por hombres WASPs. Por primera vez habrá tres
hispanos en el Senado. Votó por los demócratas el 71 % de la comunidad hispana
(aunque sólo el 50 % se inscribió para votar, 12 millones sobre 24), el 73 % de
la comunidad asiática y el 93 % de la comunidad afro.
El proceso transcultural ha sido encarnado principalmente por la fortaleza
y conciencia de sí de los hispanos,
fundada en el proceso de retorno a la tierra natal y el poder del castellano, y
es muy reciente, por lo que estamos ante sus primeras y aún débiles expresiones
en la estructura de poder norteamericana.
Por ello también es probable que muchas de las políticas votadas el 7 de
noviembre no se concreten o sólo se concreten muy parcialmente.
Pero en cualquier caso, en este siglo de pronunciamientos populares, esas políticas
que ganaron las elecciones en los EEUU tienen una razonable probabilidad de
convertirse en políticas realizadas en algún momento del futuro. Entre ellas,
tres tienen una significación relevante en el debate global acerca del futuro:
1) el derecho a integrarse a la comunidad de elección y por lo tanto, a tener
derechos, 2) la construcción de un mundo multipolar y 3) el combate a la
desigualdad.
El voto hispano, decisivo para la victoria demócrata, sostiene como
principal propuesta política la del reconocimiento
pleno del derecho de toda persona a pertenecer a la comunidad que elija para
vivir, en igualdad de derechos con cualquier otro integrante. Tal vez la
fuerza política de esta exigencia hizo posible el sorprendente resultado
electoral en Puerto Rico: por primera vez triunfó la propuesta de integrarse
como Estado a EEUU en igualdad con el resto de los estados. Se convertirá –si la Cámara de Representantes
lo aprueba- en el primer estado de habla totalmente castellana y sumará
representantes hispanos con voz y voto a la Cámara y al Senado norteamericanos (actualmente
Puerto Rico como estado subordinado o colonial solo envía un representante con
voz y sin voto). Tal vez la indómita resistencia del castellano frente al
inglés en Puerto Rico, celebrado nuevamente en San Juan en el magnífico
Festival de la Palabra
2012 tenga que ver con esto. Y seguramente también con que el castellano se
encamina a ser la lengua más hablada y escrita en los EEUU hacia 2050. Aunque
como van las cosas, es posible que eso ocurra dentro de apenas 20 años.
Las propuestas hispanas fueron asimismo muy precisas en el reclamo de
políticas para reducir la desigualdad que
aunque afecta también a la población de origen afro y asiática, se ensaña con
la latinoamericana, que merced a la ilegalidad recibe las peores condiciones de
trabajo, de acceso a los bienes y al conocimiento. La pintura descarnada que ha
hecho Joseph Stiglitz del crecimiento de la desigualdad en EEUU (El precio de la desigualdad. El 1 % de la
población tiene lo que el 99 % necesita, Taurus, Buenos Aires, 2012)
popularizó la visión de los hispanos de que EEUU se ha convertido en la nación
más desigual y más injusta del mundo y se transformó en motor del voto
demócrata.
Finalmente, también fue una política sostenida por los votantes demócratas la participación en la construcción de un
mundo multipolar, rechazando las propuestas republicanas para retornar al
unilateralismo y retirar a EEUU de todos los organismos que sostengan el
principio una nación, un voto. La
secuela de guerras perdidas vinculadas a negocios de grandes corporaciones que
han provocado tal vez la mayor ola de sentimientos antinorteamericanos en el
mundo y muchos muertos entre los jóvenes norteamericanos –tal vez la mayoría
hispanos- sensibilizó no sólo al electorado hispano, sino también a todo el
electorado demócrata. Esto también originó una creciente conciencia que la
hegemonía norteamericana en el mundo está declinando definitivamente.
Las perspectivas de persistencia en el reclamo de estas políticas y de
adquisición paulatina de mayores porciones de poder por parte de los hispanos
es posible desde que en estas elecciones sólo participó el 50 % de la población
latinoamericana en condiciones de votar, en el explosivo crecimiento
demográfico que le permite ser la mitad del incremento de la población de los
EEUU, la mitad más uno de los jóvenes y el 60 % de los niños. Y también en el
poder del castellano como lengua para proyectar el futuro.
FSM.
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