En El Aleph, uno de los sitios en Internet más serios sobre
libros y literatura, encontramos este fascinante testimonio. No sabemos quién
es su autor, pero agrega una copia facsimil de las instrucciones reservadas que
Julio Argentino Roca, entonces Presidente de la República Argentina, y su
Ministro de Relaciones Exteriores, Victorino de la Plaza, hacían llegar a su
enviado ante el Imperio del Brasil. Y, por supuesto, también se basa en las
declaraciones públicas de Roca al respecto.
Algo de esta historia ha sido contado en Origen y destino de la patria, el libro del que es autor nuestro
compañero Alejandro Pandra, que hace referencia a la relación Campos Salles -
Roca estimulada por el Barón de Río Branco. Pero el hecho es que no sabemos quién
escribió este texto, del que reproducimos las partes relevantes a la relación
argentino-brasileña en ese tiempo ¿Alguno de los visitantes del blog puede iluminarnos?
Di Cavalcanti |
El
pasado mes de mayo, en un remate de arte y antigüedades de la casa Gaona
Wernicke, adquirí un documento fechado el 10 de junio de 1882, que llevaba el
rótulo de "Absolutamente Reservado" en el cual, el entonces
presidente Julio Argentino Roca, daba instrucciones al representante
diplomático argentino en Río de Janeiro, Jacinto Villegas, acerca de cómo
manejar la relación con el Imperio del Brasil.
Firma
también el documento, además de Roca, Victorino de la Plaza -su condiscípulo
del Colegio de Concepción del Uruguay- quien ejercía en ese momento el Ministerio
de Relaciones Exteriores.
La
representación diplomática argentina en Río había estado, entre 1875 y
comienzos de 1882, a cargo de Luis L. Domínguez. Este es reemplazado por José
E. Uriburu -quien después sería ministro en Santiago de Chile, vicepresidente y
posteriormente Presidente de la Nación- el que no llega a asumir sus funciones.
Es
en estas circunstancias, que el ministro de Relaciones Exteriores Victorino de
La Plaza, decide nombrar a Villegas "Ministro Plenipotenciario" ante
el Brasil,. En cuanto a la política exterior, que llevaba adelante en ese
momento el presidente argentino Julio A. Roca, es interesante analizar su
mensaje leído ante el Congreso el 1 de mayo de 1882, días antes de firmar la
designación de su nuevo ministro ante el Brasil.
Destacaba
como logro principal la paz con Chile, que se había alcanzado mediante el
acuerdo de límites firmado el año anterior, señalando que "La cuestión de
límites con la República de Chile, que tanto preocupaba los ánimos y que había
pasado por variadas y peligrosas alternativas, quedó amistosamente terminada,
como vosotros lo sabéis, y nuestras relaciones con aquella Nación descansan
ahora en la más completa armonía".
Pero
a la vez que remarcaba este logro advertía acerca del riesgo que implicaba para
la paz de la región la llamada "Guerra del Pacífico" que en ese
momento estaba librando Chile contra Perú y Bolivia.
Decía
Roca al respecto que "sensible me es anunciaros que la cuestión del
Pacifico en la que están comprometidas tres naciones amigas, se mantienen en el
estado de guerra y en una incertidumbre tal, que no permite prever su
terminación".
Seguidamente,
daba cuenta de la gestión que había intentado para mediar junto con Brasil, en
los siguientes términos: "Animado el Gobierno Argentino por los
sentimientos de amistad que lo ligan con las naciones en contienda, se había
propuesto ofrecer una mediación conjunta con el Gobierno del Brasil y con los
Estados Americanos que aceptaran el pensamiento, para propender a la solución
del conflicto por medios equitativos y decorosos. Al efecto, presentó sus
insinuaciones al gobierno del Brasil, y aun cuando éste desintió en algunos
puntos, acogió en general el pensamiento con deferencia".
Inmediatamente
Roca expresa la razón por la cual la Argentina suspende su gestión diplomática,
para lograr una mediación conjunta con Brasil, y así poner término a la Guerra
del Pacífico argumentando que "En tales circunstancias, apareció la
interposición del Gobierno de los Estados Unidos, y se creó prudente suspender
toda proposición al respecto por nuestra parte, para no interrumpir el curso de
las negociaciones que se habían promovido".
Aparece
acá algo que será permanente durante los sesenta años siguiente: la disputa
entre Washington y Buenos Aires por liderar las iniciativas diplomáticas en la
región. Había sucedido con la Guerra del Pacífico y volvió a ocurrir, pasado
más de medio siglo, con la Guerra del Chaco.
Las
instrucciones que da Roca a su enviado al Brasil comienzan diciendo:
"El
Presidente de la República ha considerado conveniente acreditar temporariamente
en su carácter de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario al Señor
Don Jacinto Villegas ante el Gobierno del Brasil, y para el desempeño de su
misión, se le expiden las siguientes instrucciones".
El
objetivo de mantener buenas relaciones con Brasil está en el párrafo siguiente
cuando dice: "Este Gobierno se propone cultivar las buenas relaciones que
existen entre uno y otro país y sus respectivos Gobiernos, estrechando cuanto
sea posible los vínculos de amistad; y á ese fin el Señor Ministro hará lo que
la prudencia y decoro aconsejen".
Se
evidencia en esta última frase el otorgamiento de cierto grado de libertad de
acción al representante diplomático argentino, en la determinación de los medios
a utilizar para alcanzar el objetivo fijado.
En
el párrafo siguiente se reafirma esta idea, aunque recomendando pedir
"instrucciones especiales" si la situación lo requiriese:
"En
cualquier emergencia que ocurriese, el Sr. Ministro deberá preceder con la
moderación y deferencia que las circunstancias permitan, ajustándose en todo
caso al estado de nuestras relaciones, y pidiendo instrucciones especiales, si
fuese necesario".
Desde
fines de la Guerra de la Triple Alianza -estas instrucciones son escritas doce
años después de terminada la contienda- Brasil y la Argentina venían librando
una competencia por el liderazgo regional que se traducía en acciones sobre
Uruguay, Paraguay y Bolivia, lo que había generado ciertas prevenciones entre
los dos países, como lo demuestra el párrafo que sigue:
"Como
es de opinión general, que existen recelos y prevenciones tradicionales entre
ambos países, dando lugar á que las relaciones políticas de ambos Gobiernos
sean hasta cierto punto cautelosas, el Sr. Ministro inspirándose en estas
instrucciones, tratará de abrir una marcha de confianza haciendo sentir á ese
Gobierno que el Argentino es leal y circunspecto en su proceder, y que la
seguridad de nuestros relaciones debe reposar en el respeto y consideración
recíprocos".
La
necesidad de mantener buenas relaciones entre Brasil y la Argentina fue una
constante en la política de Roca y era un elementos central en su concepción
estratégica. Baste recordar que en su segundo mandato tuvo lugar el primer
intercambio de visitas entre presidentes de los dos países y durante la
presidencia de José Figueroa Alcorta, cuando era canciller Estanislao Zeballos
y los dos países enfrentaban una fuerte tensión, Roca visitó Río por invitación
del Barón de Rio Branco en un público gesto de distensión. Su último servicio
al país fue el ser Embajador Extraordinario ante el gobierno de Brasil, para
asistir a la asunción del presidente Hermes de Fonseca en 1912, dos años antes
de fallecer.
El
hecho que la pugna se centrara en la influencia sobre los países más chicos de
la región, aparece claramente en las líneas siguen:
"La
política del Imperio versa constantemente sobre los pueblos circunvecinos, y
conviene á los intereses de la República estar al corriente de todo lo que con
esos puntos se relacione. Queda pues, fiada á la discreción y habilidad del Sr.
Ministro, imponerse y comunicar minuciosamente al Gobierno lo concerniente á
esos asuntos".
Subyacía
en este período en nuestro país, la prevención de que existía un eje
Brasil-Santiago que podía proyectarse en forma adversa hacia la Argentina y que
el Imperio del Brasil, realizaba una política tendiente a aislarnos de nuestros
vecinos. A su vez en el gobierno de Río de Janeiro había una análoga impresión,
acentuada por el hecho que Brasil era la única monarquía de América del Sur, el
único país que mantenía el régimen de esclavitud y que además estaba rodeado de
naciones que hablaban otra lengua. En este contexto deben entenderse las mutuas
prevenciones, que permiten interpretar este pasaje de las instrucciones:
"Conviene
igualmente que el Sr. Ministro trate de imponerse de las relaciones que el
Gobierno del Brasil mantenga con los de otras Naciones, investigando cuales
sean las más estrechas y los motivos ó circunstancias que medien para ello,
dando aviso".
La
sagacidad de Roca surge al precisar a Villegas que: "Debe igualmente
comunicar quienes sean los representantes de Naciones de Europa ó América allí
acreditados, sus antecedentes y relaciones con el Emperador, sus Ministros y
personas influyentes".
Roca
siempre se caracterizó por ser un hombre muy bien informado y su gestión en el
campo de las relaciones exteriores no escapaba a esta regla.
La
cuestión pendiente de límites, por el territorio de las Misiones, constituía un
punto importante en la relación bilateral y para ello se instruye a Villegas de
este modo: "Como próximamente ha de tratarse la cuestión de límites, es
necesario que el Sr. Ministro se mantenga atento á lo que allí se haga ó trate
sobre la materia, demostrando por una conducta amistosa que este Gobierno no
hará sino defender los derechos de la República y propender á una solución
decorosa. Sobre esta materia recibirá en oportunidad las demás instrucciones
que convenga".
El
Presidente argentino sabía que la sensación de firmeza propia en una
negociación, evita equívocos o malas interpretaciones. La cuestión de limites
se resolverá, pasada más de una década, con un fallo del Presidente
norteamericano que otorgará el territorio en disputa al Brasil. La victoria del
delegado brasileño ante el arbitraje, el Barón de Rio Branco, lo proyectará
políticamente en su país a partir de este triunfo, mientras que la derrota
argentina, hará que nuestro representante en esta circunstancia, Estanislao
Zeballos, asuma una posición muy adversa hacia Brasil y el Barón, como se
pondrá en evidencia durante la presidencia de Figueroa Alcorta.
Pero
el contenido económico y comercial ocupan un lugar importante en las
instrucciones, en una época en que por lo general tenían un menor interés en el
campo diplomático. Es aquí donde aparece, hace más de un siglo, un antecedente
del Mercosur:
"Ha
de tratarse igualmente de celebrar una convención aduanera entre la República,
el Imperio, la República Oriental y la del Paraguay con propósito de impedir y
castigar los contrabandos que se hacen. A ese fin el Sr. Ministro pondrá todo
su empeño, demostrando las conveniencias recíprocas de esa medida y la
importancia que ella tendrá para estrechar los vínculos de amistad".
Los
cuatro países, con los cuales se propone la convención aduanera, son
exactamente los mismos que en marzo de 1991 firman el Tratado de Asunción que
formaliza el Mercosur.
Por
un lado responden a la realidad de una región, que es la Cuenca del Plata, la
que históricamente ha tenido una proyección diferente a la de los países del
Pacífico.
Pero
también hay que recordar, que al momento de firmarse estas instrucciones, Chile
estaba en guerra contra Perú y Bolivia y, en consecuencia, tampoco podía
plantearse incorporar a alguno de estos países a un acuerdo aduanero, dadas las
circunstancias que estaban atravesando.
La
formación positivista de Roca le hacía dar prioridad a lo económico en el marco
de la gestión de gobierno y ello se hace evidente en el párrafo siguiente
cuando dice: "Debe proponer y gestionar todas aquellas medidas que
pudiesen ser de franquicia para nuestro comercio".
En
el plano administrativo, las instrucciones indican a Villegas que: "Tendrá
especial cuidado de imponerse de la conducta y desempeño de nuestros Cónsules,
dando cuenta de todo lo que á su juicio conviene reformar ya sea en el personal
ó en sus atribuciones é indicar su fuere conveniente crear nuevos
Consulados".
Las
limitaciones que tenían las comunicaciones en esa época, que obligaban a los
representantes diplomáticos a tomar decisiones a veces sin poder consultar,
hacen que en el párrafo final de las instrucciones Roca termine diciendo:
"El
Presidente de la República espera, que el Sr. Ministro procederá en todo lo
demás que no estuviere previsto en estas instrucciones, con su reconocido
patriotismo y habilidad, teniendo siempre en cuenta los grandes intereses de su
patria".
Villegas
permanecerá sólo un año como representante diplomático en Río de Janeiro
pasando a desempeñar funciones en Perú, un destino importante para la Argentina
dado que en ese momento había finalizado la guerra del Pacífico, con la
contundente victoria de Chile. Vicente G. Quesada será el nuevo representante
diplomático de nuestro país en Río de Janeiro.
Roca
dirá en su mensaje al Congreso de mayo de 1883 que "nuestras relaciones
con el Imperio del Brasil se conservan en el mejor estado, sin que haya
absolutamente temor alguno de que puedan alterarse, cooperando ambos pueblos y
gobiernos a fortalecer sus recíprocos sentimientos de amistad".
La
cuestión de límites ocupará un rol importante durante su presidencia. Es así
como en mayo de 1884 dirigiéndose nuevamente al Congreso en el mensaje anual
dirá que "La cuestión de límites con el Imperio del Brasil sigue en el
mismo estado, sin que esto haga temer la más leve desinteligencia, y abrigo la
confianza, por el contrario, de que ella ha de ser resuelta honrosa y
satisfactoriamente para ambas naciones".
El
tratado de límites con Brasil -que no será definitivo- se firma el 28 de
setiembre de 1885 y al año siguiente, Roca manifestará ante el Congreso que
"La cuestión de límites con el Brasil ha entrado definitivamente en el
período de su terminación, por el tratado del 28 de Septiembre del año
anterior".
El
objetivo de lograr una convención aduanera entre los cuatro países del
Mercosur, fijado por Roca en sus instrucciones "absolutamente
reservadas" dadas al representante diplomático argentino en Río de
Janeiro, constituyen un antecedente remoto del acuerdo del Mercosur, que evidencia
que la integración de los países de la región tiene raíces profundas en la
historia y que no se trata de una política circunstancial.
Pero
también este documento permite evaluar la dialéctica de búsqueda de una buena
relación por un lado y de resquemores por el liderazgo regional por otro, que
subyacía en la relación entre Brasil y la Argentina en las últimas décadas del
siglo XIX.
FSM.
Oligarquías de SuLamérica, uníos.
ResponderEliminarBajo la tutela de su majestad británica, luego del genocidio de la Triple Infamia (1865-1870).
No lo van a conseguir.
Se van a quedar con las ganas.
Terencio ¿Ud. tiene claro que 1882 fue hace 130 años atrás?
EliminarVerdaderamente impresionante. Lamento no poder "iluminarlos". Aunque, francamente, no lamento nada: de Iluminismo -creo- la Humanidad ya ha padecido por demás.
ResponderEliminarSeñor Foro, veo que continúa precipitándose.
ResponderEliminarTenga a bien dedicar unos instantes a leer mi comentario anterior con atención.