El
Asesor Especial para Asuntos Internacionales de la Presidenta Dilma Rouussef
concedió un extenso reportaje al periodista Carlos Monge de La Segunda de Chile, el 8 de septiembre.
Sus respuestas sobre diversos aspectos del proceso de integración de América
del Sur en UNASUR y de América Latina y el Caribe en la CELAC destacan las
fortalezas de la unión continental para un diálogo y una negociación
equilibradas con el mundo y la necesidad de desarrollar una doctrina de la
integración. García –abogado y licenciado en filosofía y profesor de Historia
Latinoamericana en la Universidad Federal de Campinas-, sostiene que es
necesario desarrollar una doctrina de la integración, que no sólo sea la
explicitación de los elementos incorporados a la Constitución de UNASUR y de las
grandes cartas de triunfo que la región tiene -múltiples fuentes energéticas, excelente
producción de alimentos y minerales, rica biodiversidad y una población más de
400 millones de personas- sino, sobre todo, los aspectos político-culturales que
fundan un proyecto como UNASUR.
Marco Aurelio García |
El
profesor Marco Aurélio García, asesor internacional de la Presidenta Dilma
Rousseff (y antes del Presidente Luiz
Inácio Lula da Silva), conoce Latinoamérica como la palma de su mano. Y
Chile, en particular, más que cualquier otro país, porque aquí vivió parte de
su exilio, luego de dejar Brasil en la década del 60, huyendo de la dictadura
militar que llegó al poder en 1964. Virtual ministro sin cartera, la oficina de
este fundador del Partido de los Trabajadores (PT) -se dice que él redactó el
programa de esa agrupación política, fundada en 1981- está en el PLANALTO, a
escasos metros del despacho de la Mandataria. Y su labor consiste, principalmente,
en ser los ojos y oídos de la Jefa de Estado del país más poblado de América
del Sur, en materia de política exterior.
Allí,
en el palacio presidencial de Brasilia, recibió a "La Segunda Sábado"
para abordar diversos temas relacionados con la agenda bilateral de Chile y
Brasil, en primer término. Pero también sobre el entorno regional en el cual
esta relación se inserta.
Calos Monge: ¿Cómo definiría el actual estado de la
relación bilateral entre Brasil y Chile? Da la impresión de que es una relación
correcta, pero de baja intensidad, pues no se aprecian gestos especiales de un
lado u otro.
Marco Aurelio García: Son buenas las relaciones,
Ud. lo ha dicho: correctas. Obvio que el gesto que se esperaría es el de una
visita de la Presidenta a Chile. Eso vendrá en algún momento. La verdad de las
cosas es que la situación económica hizo que disminuyera considerablemente la
agenda internacional de los presidentes, que en los últimos años ha sido muy
intensa. Ayer mismo mencionaba en una charla para diplomáticos, en Itamaraty,
que la diplomacia presidencial había impuesto tareas impresionantes para los
jefes de Estado, muy distintas de lo que ocurría en el pasado. Getulio Vargas
estuvo 19 años en el gobierno, acá, en Brasil, e hizo dos visitas al exterior.
Una a Argentina y otra a Paraguay. Pero no creo que eso vaya a significar -el
canciller (Antonio Patriota) estuvo allá, yo estuve allá-, una disminución de
la relación nuestra. No tendrá quizás la intensidad que tuvo en otros momentos,
pero la volverá a tener. De eso estoy absolutamente seguro. Así que no creo que
exista ningún problema particular que esté pesando hoy día sobre las
relaciones.
-¿Cómo se pueden densificar las relaciones entre dos
países que no tienen fronteras físicas entre ambos?
-¿Se acuerda de la frase famosa del Barón de Rio
Branco, cuando decía que tenemos "una amistad sin límites"? Hay dos
campos que se pueden explotar. Por una parte, relaciones bilaterales
propiamente dichas. Tenemos una relación económica y comercial que es importante.
Chile tiene grandes inversiones en Brasil y Brasil comienza a tenerlas también
allá. Incluso en sectores de significación estratégica, como es el caso de la
energía...
-Se acaba de anunciar que el grupo brasileño LAP
invertirá en Chile US$ 2.000 millones para generar energía eólica e
hidroeléctrica en los próximos años.
-Sí. Y obviamente Chile tiene ese problema crucial
que lo afecta. La naturaleza, tan generosa en una serie de cosas con Uds., no
lo fue en el caso de la energía. Y es un momento también de transición de los
paradigmas energéticos... Pero quisiera retomar el tema bilateral más amplio.
Hay relaciones también en el ámbito del intercambio de políticas públicas de
los dos países. Y vínculos que nos interesan mucho en educación, ciencia y tecnología.
La Presidenta Dilma tiene una visión muy clara, que creo es compartida también
por el Gobierno chileno, en el sentido de que los avances que vamos a tener en
el ámbito productivo están muy vinculados a la innovación científica y
tecnológica. En un país que tiene una economía muy abierta -tengo entendido que
el PIB chileno está en un 60% vinculado al comercio exterior; el nuestro es
mucho menor: a lo sumo, un 13-, ganar la competitividad necesaria depende, en
gran medida, de hacer innovación. El otro aspecto es el multilateral...
-Ahí hay grandes coincidencias, ya que, por lo
general, Brasil y Chile votan alineados en los organismos multilaterales.
-En efecto, yo diría que en las últimas instancias
multilaterales, Brasil y Chile estuvieron juntos, sea en la forma por la cual
tratamos la crisis de Paraguay, o bien en la convergencia en UNASUR (Unión de
Naciones Sudamericanas). Y últimamente en el caso de la CELAC (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños), que nosotros impulsamos en un comienzo y
que ahora sé que Chile está conduciendo en una forma muy adecuada, de cara a la
cumbre del próximo año en Santiago.
-A propósito de la
crisis paraguaya, es evidente que este tema dividió en dos a los organismos
hemisféricos: mientras UNASUR y MERCOSUR suspendían al gobierno de Federico
Franco, el sucesor de Lugo, la OEA decidió, en cambio, mirar y esperar (Nota del FSM: el
gobierno de facto de Paraguay llevó a la OEA el caso de las sanciones aprobadas
por unanimidad en UNASUR y MERCOSUR a raíz de la destitución ilegal de su
Presidente y Presidente UNASUR, Fernando Lugo. Pese al apoyo de Estados Unidos
para sostener un informe del Secretario General de la OEA que declaraba que la
destitución había sido legal, la votación fue terminante, rechazando el informe
y exigiendo el pronto llamado a elecciones para restablecer la democracia en el
Paraguay, de modo que en realidad, la OEA siguió el criterio de UNASUR y
MERCOSUR.).
-Nosotros fuimos muy críticos del informe del
secretario general de la OEA (José Miguel Insulza), porque da una impresión de
normalidad. Primero, no hubo normalidad en la forma por la cual el Presidente
Lugo fue echado de la Presidencia. Y eso UNASUR lo reconoció unánimemente. Y la
situación post caída de Lugo tampoco es normal. Hay mucha persecución. Una cosa
es que no exista represión al estilo de las viejas dictaduras que hubo en
Chile, en Brasil, en Argentina, pero es verdad también que hay una persecución
sistemática en contra de todos los partidarios de Lugo.
-En diciembre próximo comienzan los alegatos entre
Chile y Perú en la Corte Internacional de La Haya. ¿Cómo observa Brasil esta
situación?
-He hablado con muchas autoridades chilenas y hablé
más recientemente con autoridades peruanas, algunas incluso involucradas
directamente en la negociación de La Haya. En todas partes escuché, primero,
una disposición de aceptar las conclusiones a las que el tribunal llegué allí.
Habrá, probablemente, una pequeña crispación en el momento de los alegatos,
pero eso puede desaparecer muy rápidamente. Además, y ésta es una opinión muy
personal, la impresión que tengo, observando otras decisiones de La Haya, es
que no será una decisión tajante, en contra o en favor de uno o de otro país.
Creo
que habrá una decisión equilibrada que probablemente pueda disgustar a las dos
partes, o, al revés, puede ser que les guste a las dos partes.
Encuentro que esa decisión es importante, porque, aceptada por ambas partes,
como creo que va a serlo, permitirá que se pongan de acuerdo para avanzar en
cosas más significativas. Sobre todo en una región que está haciendo una
apuesta por su integración. Lula
siempre decía que no quería que un problema del siglo XIX perturbara, por así
decirlo, las relaciones del siglo XXI.
Eso significa que a lo mejor vamos a tener que
archivar algunas de las cuestiones, dejarlas como cuestiones históricas.
Cuestiones que no son irrelevantes, y que tienen pesos distintos para cada uno
de los países. Pero hay que pensar alternativas que puedan, en el ámbito de una
solución pacífica y diplomática, crear una nueva situación.
-Hay quienes piensan que la Alianza del Pacífico, integrada
por México, Colombia, Chile y Perú, aunque sus miembros lo nieguen, es un pacto
ideológico y que apunta contra UNASUR. ¿Qué piensa Ud.? (Nota del FSM: La Alianza del Pacífico, fue
constituida el 6 de junio de 2012 y la integran como miembros plenos México,
Colombia, Perú y Chile y como observadores Costa Rica, Panamá y Uruguay. Algunos
sostuvieron que era un acuerdo opuesto al ALBA, que integran Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Cuba, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas
o un contrapeso al MERCOSUR. También se sostuvo que en realidad estaba
inspirada por México, inquieto por la formación de UNASUR y para equilibrar el
peso del MERCOSUR. Sin embargo hasta la fecha no ha tenido ninguna repercusión
en UNASUR ni en la CELAC).
-No, no creo que apunte contra UNASUR. Puede ser
que algún sector, algún sector de gobierno o algún gobierno, tenga diferencias
con UNASUR. No creo. Porque la última vez que UNASUR se reunió demostró una
unanimidad extraordinaria en torno a una cuestión álgida, y que no era fácil,
como fue la crisis paraguaya. Ahora, que hay alineamientos político-ideológicos
distintos en la región, sobre eso no hay ninguna duda. Tenemos el ALBA
(Alternativa Bolivariana para las Américas). Brasil no hace parte ella, pero
ahí está. Hay una configuración muy particular en América Central también,
cambiante, en la medida en que suben gobiernos más de izquierda, más de
derecha, más de centro, en fin.
Entonces, creo que sería un error, si cualquier
grupo que se constituyera -y aquí no me refiero en particular a nadie- apareciera
como conflictivo con UNASUR. Cuando nosotros creamos UNASUR y fue una discusión
muy larga, la idea que teníamos era justamente eliminar cualquier sesgo
ideológico. Y sí hacer una apuesta muy fuerte en el peso que el proceso de
integración tendría para que pudiéramos ubicar a América del Sur de otra forma
en el mundo.
Fue una elección brasileña también. Brasil podría
intentar ir solo. Constituirse como un polo en el mundo. Podríamos intentar incluso
transformar al MERCOSUR en ese polo, sobre todo ahora con el MERCOSUR
fortalecido con el ingreso de Venezuela, pero hicimos otra apuesta. Que no
estaba apoyada necesariamente en la sensibilidad política o ideológica de tal o
cual gobierno, sino que buscaba realizar una convergencia.
Ahora, eso pone en evidencia un tema que a Lula le
preocupa mucho y que él lo expresa en una forma muy particular. Yo estuve en
una discusión hace tres días con él, en San Pablo, en una reunión que hizo con
todos los movimientos sociales relevantes de Brasil sobre América del Sur. Y él
decía: Nosotros necesitamos, de alguna manera, de una doctrina sobre la
integración. Esa es su expresión. Creo que cuando dice eso, lo que está
planteando es no sólo, digamos, la codificación, la racionalización de aquellos
elementos que nosotros pusimos en el momento de la constitución de la UNASUR
como elementos necesarios.
-¿Una integración que, en definitiva, vaya más allá
de los aspectos meramente comerciales, como ha sido hasta ahora?
-Es decir, no vamos a hacer una integración
solamente comercial, porque incluso tenemos regímenes comerciales totalmente
distintos. Vamos a hacer una integración que potencialice las grandes cartas de
triunfo que la región tiene y que son muchas. Es una región con múltiples
fuentes energéticas, productora de alimentos y de minerales, rica biodiversidad
y población -con un mercado que se está constituyendo de más de 400 millones de
personas-, etcétera, etc.
Pero hay que ir más allá de eso, y tratar de
descubrir ciertos aspectos político-culturales, por así decirlo, que justifican
un proyecto como UNASUR. Y creo que hay base para eso. ¿Por qué? Porque
nosotros tenemos hoy día una región democrática. Obviamente habrá personas en
Chile que criticarán la democracia de Venezuela y habrá gente en Venezuela que
criticará la democracia en Brasil, y así por delante. Pero creo que, cada una a
su manera, son todas ellas experiencias muy importantes. En Chile, de hecho, la
última expresión de ello es la alternancia.
En el caso de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, hubo un fenómeno muy importante en los últimos años que fue la ampliación del espacio público. Lo cual hizo que fueran necesarias nuevas discusiones y nuevas configuraciones de las instituciones políticas, porque no es posible que estas instituciones se mantengan cristalizadas cuando hay cambios en la correlación de fuerzas en la sociedad. Puede que eso signifique muchas veces una efervescencia y una turbulencia política, está bien. Pero no es verdad que antes de que ello ocurriera esos países vivían en la tranquilidad.
En el caso de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, hubo un fenómeno muy importante en los últimos años que fue la ampliación del espacio público. Lo cual hizo que fueran necesarias nuevas discusiones y nuevas configuraciones de las instituciones políticas, porque no es posible que estas instituciones se mantengan cristalizadas cuando hay cambios en la correlación de fuerzas en la sociedad. Puede que eso signifique muchas veces una efervescencia y una turbulencia política, está bien. Pero no es verdad que antes de que ello ocurriera esos países vivían en la tranquilidad.
-¿En qué sentido?
-Ecuador tuvo ocho presidentes en diez años. En los
cuatro primeros años del gobierno de Lula, fui por lo menos 16 veces a Bolivia
y me encontré con cuatro presidentes distintos. Y en Venezuela, desde el 89, se
fue el mito de la estabilidad y la democracia. Si Chávez está allá, no es
porque sea un dictador, Chávez está allá por elecciones. Ha ganado doce
elecciones en catorce años. Y a uno puede gustarle o no, como puede no gustarle
Piñera o no gustarle Dilma, pero la verdad es que a las sociedades de los
respectivos países sí les gustaron.
Corredor bioceánico: "Si no es por Bolivia,
será por Argentina"
Vuelvo a la agenda bilateral. Desde 2010, se anuncia
la inauguración del corredor bioceánico, que unirá a Brasil con Chile, a través
de Bolivia. Dado que la relación Santiago-La Paz está bloqueada por la
reivindicación boliviana de una salida al mar, el asunto continúa trabado. ¿Es
posible imaginar que esa conexión vial se pueda dar a través de otros países?
¿Por ejemplo, Argentina?
-En primer lugar, no creo que el contencioso de
frontera, que es secular, entre Bolivia, Chile y Perú, porque es un problema
tripartito, sea un obstáculo para que nosotros avancemos. La pregunta de por
qué no avanza el corredor tiene que ser hecha a los bolivianos, porque hay un
pequeño trecho ahí que no se resuelve. Pensamos rehacer muy pronto nuestras
discusiones con nuestros amigos bolivianos para ver si avanzamos. Sé que hay
otros proyectos que no son incompatibles, sino que, por el contrario, son
paralelos a ése, que sería el del corredor bioceánico Porto Alegre-Coquimbo, y
que supone un paso por la cordillera, por medio de un túnel de mediana altitud.
No sé si los estudios están en este momento concluidos. Pero sé, sí, que sobre
todo el gobierno local (de San Juan), estaba muy interesado en el tema, porque
eso tendría un impacto positivo en su economía.
Hablando de Bolivia, Brasil concedió asilo en su
embajada en La Paz a un senador opositor a Evo Morales, Roger Pinto, que acusó
al gobierno boliviano de estar en connivencia con el narcotráfico.
Ese es un asunto que no quiero profundizar
mucho. Ud. sabe que el derecho de asilo es muy fuerte en América Latina. Yo
mismo fui beneficiario de ese derecho tras el golpe de Estado de 1973 en Chile.
En el momento en que ese senador pidió asilo se consideró, a partir de una
serie de elementos, que lo merecía. El gobierno boliviano tiene una posición
distinta. No quiere conceder el salvoconducto. Estamos examinando con
tranquilidad eso. Pero no creemos que eso vaya a crear ninguna dificultad
suplementaria entre Bolivia y Brasil.
-Hace poco Brasil realizó un operativo, en el que participaron sus FF.AA., en toda su frontera terrestre. Y, en paralelo, se dio una incursión policial, acordada con las autoridades peruanas, en territorio de ese país, con objetivos antidroga. ¿Cómo manejará Brasil esta nueva agenda de seguridad "transnacional", que aparece sobre la mesa?
-Hace poco Brasil realizó un operativo, en el que participaron sus FF.AA., en toda su frontera terrestre. Y, en paralelo, se dio una incursión policial, acordada con las autoridades peruanas, en territorio de ese país, con objetivos antidroga. ¿Cómo manejará Brasil esta nueva agenda de seguridad "transnacional", que aparece sobre la mesa?
-Quisiéramos manejarla en el ámbito de UNASUR. UNASUR
creó un consejo, con un nombre muy complicado que siempre se me escapa. Algo
así como Consejo para Tratar el Problema de las Drogas, etc. Más allá de los
acuerdos bilaterales que hay al respecto entre Brasil y Bolivia, Brasil y Perú,
y otros países, pensamos que eso debiera ser objeto de una negociación más
fuerte, más intensa y multilateral, en el ámbito de UNASUR. Y debiera estar
encauzada por algunas medidas. Primero, control de fronteras. En el caso
brasileño, es un problema grave, porque nosotros tenemos una frontera de tierra
y mar gigantesca...
(Nota del FSM: El Consejo fue constituido el 4 de
agosto de 2010 y su nombre es Consejo
Suramericano Sobre el Problema Mundial de las Drogas y es una instancia
permanente de la UNASUR de consulta, cooperación y coordinación sobre el
narcotráfico).
-Que inevitablemente es porosa...
-Muy porosa. Ahí tenemos, por una parte, que
fortalecer los puntos más abiertos de frontera. Para ello, estamos utilizando
cada día más dos instrumentos que nos parecen importantes. El sistema
Sivam-Sipam, que es un sistema de monitoreo, con aviones, radares y satélites,
sobre todo en la Amazonía. Y, por otro lado, queremos multiplicar la presencia
de aviones no tripulados en esa región. Incluso estamos produciendo esos
aviones en Brasil ahora. Que son también instrumentos muy efectivos. La otra
cosa es impulsar las actividades de control del lavado de dinero, porque eso sí
es un elemento de gran eficacia en el combate del narcotráfico. Pero, más allá
de la cooperación bilateral que nosotros tenemos -y que con Bolivia, por
ejemplo, es muy buena-, sería de gran importancia que pudiéramos dar más peso
efectivamente en el ámbito de UNASUR a ese consejo que fue creado un poco a la
imagen del Consejo Sudamericano de Defensa.
FSM
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