La pregunta del título no es retórica, sino práctica. Me la vengo haciendo desde que escuché este video del compañero ex presidente del Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, dirigiéndose al Foro de Sao Paulo, que sesionó entre el 4 y el 6 de julio en Caracas.
Recomiendo que lo escuchen, si ya no lo han hecho. Es una excelente pieza política, breve, en un portugués muy comprensible y además está subtitulada en castellano. Allí Lula “baja línea”, ya no como presidente sino como un dirigente y militante más, con generosidad y altura, y procura construir, como lo hacen los conductores políticos, un “nosotros”.
Ahora, todo bien con Lula y con el rol que ha tenido y sin duda seguirá teniendo en la tarea de la unidad de la América del Sur. Pero me dejó pensando ¿Por qué no tenemos hoy los argentinos una voz que vuelque desde la política – no desde el gobierno, que está condicionado en lo que puede decir por sus propias responsabilidades – un aporte desde nuestra realidad y nuestra historia en la construcción del proyecto suramericano?
Esto no es desconocer lo que ya se está haciendo. Las dificultades de la integración económica – inevitables para cualquier país que no esté dispuesto a renunciar a sus industrias – no deben ocultarnos los pasos de gigante que se han dado en los planos del compromiso democrático, de la coordinación diplomática, hasta en los acuerdos militares, que permiten pensar en una política de defensa común para la UNASUR. También, y sobre todo, en el plano jurídico, que por toda nuestra informalidad cultural, son las normas que quedan en pie cuando los gobiernos pasan.
Esta tarea la están haciendo hoy, casi exclusivamente, los gobiernos. Todo bien, nuevamente. Son quienes pueden hacerlo. Pero nos faltan quienes expresen y defiendan estos avances ante nuestro pueblo, e impulsen otros nuevos.
Argentina – por toda su fama, bastante justa, de estar mirando siempre hacia Europa – ha estado siempre presente en su “destino suramericano”. Hace 60 años, Perón, con el brasileño Vargas y el chileno Ibáñez, quisieron emprender el camino de la unidad concreta. Fueron derrotados, pero marcaron el camino. También en ese tiempo lanzamos el ATLAS, la Asociación de Trabajadores Latino Americanos, un proyecto aún válido e inconcluso.
Hace 30 años, con el triunfo de Raúl Alfonsín, se inició un camino de democratización en toda nuestra América, que, con sus luces y sombras, se ha mostrado irreversible.
Y hace algo más de un año un ex presidente argentino murió ocupando el cargo de primer Secretario General de UNASUR. Y Néstor Kirchner mereció el agradecimiento oficial de Colombia y Venezuela por su contribución a evitar un enfrentamiento inútil y fratricida.
Digamos que los antecedentes están. Los liderazgos no surgen de las ganas – o habría muchos más de los que hay – ni de los debates teóricos. Surgen de la interacción entre los hombres y mujeres y los tiempos que les toca vivir. Y las circunstancias del momento, claro.
Pero vale la pena insistir en que, desde nuestra identidad argentina – y asumiendo nuestros conflictos internos, que son reales e inevitables – pensemos en lo que tenemos que aportar a la América que está surgiendo. El enfoque puede ser el que decía José de San Martín en una carta privada “Usted sabe que yo no pertenezco a ningún partido; me equivoco, yo soy del Partido Americano".
Abel B. Fernández.
Abel B. Fernández.
FSM.
San Martín ya pensaba así nuestro continente. Es hora de que busquemos ese camino de unidad. Saludos.
ResponderEliminarFernando Bocco.